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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Silvana Pena:
9
Drama Marcos, un campesino de diecisiete años, descubre su sexualidad en un ambiente hostil. Apodado "Marilyn" por otros adolescentes en la ciudad, se convierte en el objetivo tanto del deseo como de la discriminación. (FILMAFFINITY)
14 de octubre de 2018
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Marilyn”, la opera prima de Martín Rodríguez Redondo, está inspirada libremente en un caso real que sucedió en la localidad rural de Oliden, al sur de La Plata. HACE CASI 10 AÑOS

Marcos, (Walter Rodríguez Walter Pez) y un debut a lo grande), es un joven de 17 años que comienza su búsqueda de identidad sexual, dentro de un marco incapacitado para aceptar determinadas circunstancias.
Un pueblo pequeño, conservador, aislado de los avances sociales. Dentro de ese micro universo, Marcos comienza a recibir un trato hostil, tanto dentro como fuera de su hogar. Los jóvenes pueblerinos del lugar, encuentran en él, un gran divertimento por el rechazo que les provoca y lo acosan, lo pisotean, llegando a ultrajarlo física y psicológicamente. Su madre, lo somete a las labores del campo, y en la medida en que su hijo expresa sus ideas y preferencias, las cosas empeoran llegando a un vacío insoportable, en el cual, cuesta respirar. Su hermano se alía a la matriarca de la familia, mientras que el padre, quien parecía ser el único que iba queriendo abrir su mente, fallece de manera repentina.
Una amiga, que lo acompaña a diario y un muchacho por el cual siente atracción, son las únicas personas que le otorgan un bálsamo para sobrellevar sus días. Pero no alcanza.
Marcos quiere liberarse, quiere “ser”. Una canción lo convierte en “Marilyn”.
El largometraje se caracteriza por conservar durante los 80 minutos, un clima asfixiante, provocando que el espectador sienta en carne propia la opresión que vive el protagonista. Sus ojos le permiten ver el mundo en el que habita, pero su cuerpo va en busca de su propia realidad.
Ya que como dijo su director en la charla posterior a la proyección: “no había salida visible para que esto cambie”.
Su vida no tenía salida real posible. No era viable un cambio favorable para su necesidad de identidad.

Los primeros planos sobre el protagonista nos van mostrando la metamorfosis que obtiene. Un joven de las afueras de la gran ciudad, que desea vestir faldas cortas y pestañas maquilladas; lucir collares y aros que combinen con una blusa. Moverse al son de la música y desplegar toda la femineidad que lleva consigo
Detrás de una cortina cuan velo piadoso, imaginándose dentro de los vestidos de su madre, o detrás de un antifaz que oculta su identidad, Marcos sigue sufriendo en silencio.
En la medida que transcurren los minutos, la brecha que lo separa de su familia queda plasmada mediante los encuadres y la posición de cada uno de los personajes dentro de un mismo escenario. Los tres miembros de la familia cenan en alrededor de la mesa. Su madre y hermano, permanecen unidos; él queda fuera del encuadre. En la habitación que comparten desde que fallece el padre, en la cama matrimonial, disfrutan una película, mientras que Marcos, mira distante, desde la cama contigua.
Rodada en escenarios naturales, y contando con un escaso presupuesto, Rodriguez Redondo logra una película que impacta, intimida, te hace pensar y emociona hasta las lágrimas. Sólo hay rasgos de oscuridad y en los últimos minutos de la película, la espesura atraviesa la pantalla.

Ser “diferente” conlleva ciertos perjuicios, en tanto que pertenecer al grupo de los denominados “morales” nos arrastra a sobrevivir según las leyes de la sociedad a la cual pertenecemos.
Silvana Pena
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