Kevin Smith dedica esta película a su padre, que falleció por lo visto en fechas aproximadas al rodaje. Igual al escribir el guión algo se notó ese momento duro, que es la muerte de un familiar, y más tan cercano. Pero hablando del filme que salió, decir que tiene una introducción, muy poco sólida, con una analepsis inicial llena de escenas muy forzosas, que dotan de poco dramatismo a una escena que tiene real importancia en la trama. En general, es poco consistente, con subtramas (si es que tiene alguna), poco creíbles. Las interpretaciones son más bien normalitas, a excepción de un buen Jason Biggs y el actor que hace de padre de Ben Affleck en el largometraje. Por otra parte, contiene momentos de buenos detalles humorísticos (típicos del mejor Smith), y alguna frase inquietante y hermosa como suele ser habitual en los diálogos de este cineasta.

En definitiva, se trata de una película, que pese a tener dotes claras de melodrama de Antena 3 de sábado al mediodía, contiene pinceladas de buen humor y momentos de reflexión y algún diálogo interesante. Aún así, demasiado pastel y poco sólida a mi juicio.