Creo que ambicioso, pero al final mediocre film de terror fantástico, de aquellas que se hacían en la década de los setenta y ochenta en los Estados Unidos de Norteamérica, a veces con imaginación y otras de forma penosa.
Esta se queda a medio camino, pretendiendo trascender, o eso parece, pero entre lo que pretende y lo que consigue hay un mundo.
Y es que la idea no está mal y todo cuanto acontece deriva en un final que, francamente, está bien, aunque bien terciado el filme ya se nos da una pista bien clara para descubrirlo. Pero bueno, su conclusión es definitiva y no es como muchísimos filmes de parecido pelo donde teníamos que soportar hora y media para dejarnos como estábamos. En esta ocasión, al menos, queda bien concluida la historia. Al menos eso.
Pero por lo demás, casi todo es medianía. El ritmo es parco, las situaciones poco claras, y la protagonista absoluta, Pamela Franklin, que bien jovencita comenzó participando en estas cintas, lo hace bien, se esfuerza mucho en su papel, pero es que el guión no es nada bueno.
En cuanto a Orson Welles, pues haciendo aquellos papelitos alimenticios que le servían para ganar dinero que emplear en sus más ambiciosos y personales trabajos... que al final quedaban en poco debido a los productores y distribuidores, que no entendían su arte y masacraban, cuando no ignoraban, su trabajo.
En definitiva, que no me ha convencido la película, aunque no es despreciable ni mucho menos. Tan sólo que decepciona por resultar en gran parte tediosa y estar todo, o así me pareció al verla, supeditado al golpe final.

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