Interesante sobre el papel, deviene en el celuloide como un film fantástico prometedor, pero definitivamente menor.
Es decir, que la idea es buena, pero la resolución deja que desear.
Es porque el realizador, Herber J. Leder, no dota del suficiente vigor a la narración, quedando escorada hacia la irregularidad expositiva y el pasatiempo regularcejo.
Lo mejor, la belleza de Jill Haworth y la fotografía en color.
Podría haber sido mejor, pero se conforma en quedarse en una medianía. Y es una verdadera pena, pues creo que sin muchas dificultades podría haber sido una cinta bastante mejor.

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