El triunvirato formado por Jim Abrahams, David Zucker y Jerry Zucker era experto en dirigir comedias absurdas como ésta que hicieron su agosto durante los 80. El paso del tiempo hace estragos y aquí no es menos, la película artísticamente se ve bastante hortera pero creo que es muy divertida dentro de lo absurdo de su trama. El pequeño gran hombre Danny de Vito está sembrado en su papel de Sam Stone, un caradura deseoso de quitarse de en medio a su rica esposa, a la que no soporta, para quedarse con toda su fortuna y disfrutarla junto a su amante. De Vito es un buen actor al que este tipo de papeles le van como anillo al dedo y aquí está muy divertido con toda su mala leche. Bette Midler es una señora de la comedia y aquí está en su salsa. Cierto es que a la Midler le solían encasquetar papeles de neurasténica que podrían resultar cargantes, pero es que esta actriz tiene una enorme facilidad para la comedia. El secundario Judge Reinhold, quién aparecía frecuentemente en películas sencillas y la guapa Helen Slater están correctos. Anita Morris como la amante traidora de De Vito está muy divertida y el soso de Bill Pullman se desenvuelve en un papel bastante adaptado a su cara de empanado. Este, precisamente, sería su debut en el cine. Parece ser que tanto De Vito como Midler estaban temerosos de que la película acabara con sus carreras cinematográficas, ya que veían el resultado final como un auténtico bodrio, pero finalmente la peli fue todo un éxito en USA.