Con la frase que da título a mi crítica se puede una hacer a la idea de lo que es esta película y de lo ridículo de la mayoría de sus diálogos. No soy para nada amante de la comedia de adolescentes, entre otras cosas porque ya ésa época me pilla algo lejos, pero sí que era una seguidora de series como "Sensación de vivir" y de vez en cuando me arrimo a películas de este tipo con las que, al menos, he pasado un rato ameno, tal es el caso de "Fuera de onda", "Ingenuas y peligrosas" o hasta "Chicas malas", pero ésta es sín duda de las peores del género con diferencia. El motivo para mí es la mala vista del director a la hora de elegir a su pareja protagonista, ya que para el papel principal se contó con Freddie Prinze Jr., uno de los actores más malos que ha dado el mundo del cine. Mira que intento no prejuzgarle cuando me dispongo a ver algo suyo, pero es que no le soporto, es malo de solemnidad. Para colmo, le ponen al lado a una actriz muy mona pero muy limitada, una Rachel Leigh Cook que no me gusta, no me ha gustado en anteriores trabajos y aquí tampoco me convence. El tercero para rematar la faena es el insoportable Matthew Lillard, un actor totalmente encasillado en papeles de idiota, al que le pude ver en un registro algo más serio en "Los amigos del novio" gracias a Edward Burns pero que ni con ésas consiguió despegarse de su cara de retrasado mental, una pena. Aparte de estos tres, tenemos aquí un buen número de caras conocidas, como el rubio Paul Walker, en una también muy cutre actuación, Anna Paquin, la niña de "El piano", quién merece estar en mejores proyectos que éste, un Kevin Pollak que más tarde sería el compañero de fatigas de Tom Cruise en "Algunos hombres buenos" y que tampoco sé qué hace aquí, el hermano menor de Maculay Culkin, Kieran y hasta el cantante Usher como disjockey del instituto. La que me ha parecido destacar algo entre tanta mediocridad ha sido la prácticamente desconocida Jodi Lyn O´Keefe, la mala de la peli, que convence plenamente en su papel de pija envidiosa. Los demás están francamente mal, en mi humilde opinión.