No tengo ni idea de por dónde empezar mi comentario sobre esta película porque no hay por dónde cogerla. No me entra en la cabeza cómo es posible que una película de este calibre necesite de tantos productores para llevarla a cabo, entre ellos la directora novel que se estrena con ella, Gillian Greene, y su marido, el también director Sam Raimi, el cual es normal que quiera apoyar a su inexperta mujer en todo lo que pueda.

Sinceramente, lo único bueno que tiene esta película es el inmenso buen hacer de todo su conjunto de actores, que son los únicos que se salvan de la quema, porque la película parece enteramente hecha por un amateur, por un estudiante de primero de dirección, de verdad que no exagero.

Que Gillian Greene haya conseguido hacerse con los servicios de actores del calibre de Greg Kinnear, que está inmenso como siempre, de Blythe Danner y J.K.Simmons, que están más que correctos y de un desconocido por mí Fran Kranz y una interesante y desaprovechada actriz como Nikki Reed, es algo para que sea revisado por Iker Jiménez.
No os recomiendo que le dediquéis tiempo porque, encima, es larga de necesidad.
Un saludo,
Tess