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Voto de floïd blue:
3
18 de julio de 2020
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una frase muy común de los árabes para dar la bienvenida a los extraños: Mi casa es tu casa. En este caso el extraño es un coronel inglés que se ha separado de sus colegas en una refriega contra el Áfrika Korps. Rommel estaba en sus buenos momentos dando caña a los hijos de la pérfida Albión.
El inglés es recogido por una muchacha muy guapa que vive en una tribu berebere y se inicia un romance que debido a las circunstancias resulta previsible y cuasi obligado. Al mismo tiempo y con la aparición de un Pagaré (documento válido que se haría efectivo al final de la contienda y expedido por un mando debido a un favor o servicio recibido por un tercero, sin necesidad de mucha justificación, ni testigos, ni facturas adjuntas), se inicia una investigación sobre el paradero del coronel de la que justamente se es encargada al hermano de éste, y que le lleva al norte de África.
Los aspectos técnicos y artísticos son correctos pero la marcha de los acontecimientos es cansina y por momentos, inaguantable. Por desgracia, las diferentes conversaciones que se desarrollan entre estos dos modos de vida, el árabe y el inglés, y viendo los tiempos que corren, te lleva a pensar en que hubo un tiempo que los valores valían, o sea, que se tenían valores y había honor en las personas, pero en esta película la cuestión planteada finalmente es anodina y resulta de lo más ridícula.
El inglés es recogido por una muchacha muy guapa que vive en una tribu berebere y se inicia un romance que debido a las circunstancias resulta previsible y cuasi obligado. Al mismo tiempo y con la aparición de un Pagaré (documento válido que se haría efectivo al final de la contienda y expedido por un mando debido a un favor o servicio recibido por un tercero, sin necesidad de mucha justificación, ni testigos, ni facturas adjuntas), se inicia una investigación sobre el paradero del coronel de la que justamente se es encargada al hermano de éste, y que le lleva al norte de África.
Los aspectos técnicos y artísticos son correctos pero la marcha de los acontecimientos es cansina y por momentos, inaguantable. Por desgracia, las diferentes conversaciones que se desarrollan entre estos dos modos de vida, el árabe y el inglés, y viendo los tiempos que corren, te lleva a pensar en que hubo un tiempo que los valores valían, o sea, que se tenían valores y había honor en las personas, pero en esta película la cuestión planteada finalmente es anodina y resulta de lo más ridícula.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Es curioso que los pueblos árabes, donde todavía existe la esclavitud y a las mujeres se las entrega en matrimonio a cambio de buenos camellos y se las obliga ir cubiertas de pies a cabeza y como a una de ellas se le ocurra protestar se lleva un par de hostias de las de campeonato, de las olímpicas -si es que no la matan a pedradas-, nos quieran presentar, como suele suceder, a un jefe que es todo solemnidad, orgullo de raza, nobleza, sensatez, sabiduría y compromiso, y que su sentido de la justicia es tan grande que da a la película, o quiere dar, un sentido ilimitado de reconocimiento supremo. Yo me río de todo eso. En realidad son viejos machistas, ladinos, fanáticos, intransigentes a más no poder y engreídos como nadie.
Mi casa es tu casa, dice el árabe, y así es, pero cuando el niño es el heredero de toda la fortuna del coronel muerto en acto de servicio, ya que es su hijo, el jefe berebere, con toda su sabiduría, nobleza, ecuanimidad e inteligencia, impone su criterio, se acabó toda discusión, y la madre y el niño se quedan sin la fabulosa herencia del casoplón en Inglaterra y la finca de buenos pastos. Toma ya.
Hoy día, escuchar estas tonterías no tienen gracia, y aquí menos, y menos todavía con estos personajes en los que la mujer no dice ni pío, tiene que tragar con ir cubierta de cabeza a los pies, y hay que someterse a lo que dice la voz del amo moro. Yo creo que ese jefe es de novela antigua, si acaso. La película es bastante simplona.
Mi casa es tu casa, dice el árabe, y así es, pero cuando el niño es el heredero de toda la fortuna del coronel muerto en acto de servicio, ya que es su hijo, el jefe berebere, con toda su sabiduría, nobleza, ecuanimidad e inteligencia, impone su criterio, se acabó toda discusión, y la madre y el niño se quedan sin la fabulosa herencia del casoplón en Inglaterra y la finca de buenos pastos. Toma ya.
Hoy día, escuchar estas tonterías no tienen gracia, y aquí menos, y menos todavía con estos personajes en los que la mujer no dice ni pío, tiene que tragar con ir cubierta de cabeza a los pies, y hay que someterse a lo que dice la voz del amo moro. Yo creo que ese jefe es de novela antigua, si acaso. La película es bastante simplona.