Cuando tu pareja decide que ha llegado el momento de tener hijos, qué mejor que regalaros un perro para saber si sabriáis aceptar responsabilidades. Esa es la premisa de partida de Una pareja de tres. Aunque al gran público se le ha vendido como una comedia – hecho que no es extraño ya que tanto Owen Wilson como Jennifer Aniston son bastante prolíficos en ese género – la película se desenvuelve en otros derroteros. Tiene dos partes diferenciadas. En la primera, desarrollada mediante algunos clichés, la pareja adquiere al pequeño Marley, un cachorro labrador que hará diversas travesuras. Hasta aquí la parte de comedia. En la segunda parte, el filme se torna en una historia sobre la vida familiar y laboral de un joven matrimonio norteamericano. Wilson y Aniston tienen que tomar decisiones para sacar adelante a su familia. Como en cualquier casa de vecino. Ambos están creíbles en esos roles más serios a los que nos tienen acostumbrados.
Lo peor de la película es el engañoso tráiler con el que se ha vendido. Se suponía que iba a ser otra más del montón de comedias románticas. Y al final el espectador se encuentra con un drama (previsible, eso sí) sobre una familia con mascota; cómo cambia su vida con el paso de los años, con su matrimonio, los hijos, el trabajo. Muy emotiva y realista. Algunos la clasificarán como rollazo sensibloide. Puede que lo sea. Pero, si la situación es creíble y conecta con los espectadores, poco más se puede pedir.