Película destinada para el público afro descendiente. Es decir, todos los habitantes de éste planeta llamado Tierra ya que el primer ancestro humano proviene de África. África es sinónimo de negritud, esclavitud, territorios salvajes y continente colonizado por los europeos desde el siglo XV hasta bien entrado el siglo XX.

África es el culo de la Historia Universal y merece un lavado de imagen. La mujer rey va en éste camino. Ya uno sabía por las clases de África y Medio Oriente de mi querido profesor Antonio Soto en la Universidad del Zulia que hubo reinos respetables en África sólo que ignorados por la prepotencia de una historia universal contada al ritmo de los ganadores, es decir, la Europa blanca e industrial.

La mujer rey es un espectáculo para exaltar los combates de un cuerpo de elite de amazonas negras en defensa de un reino. Supuestamente su filosofía es la defensa de la libertad humana y contrario a la odiosa institución de la esclavitud. Ya aquí el anacronismo hace de las suyas. Ya aquí el invento se impone como discurso. Ya sabíamos que el cine es uno de los principales deformadores de los hechos del pasado y termina imponiendo otras versiones imposibles. Que una persona sin cultura ni criterio toma al pie de la letra.

Así que La mujer rey, con una aceptable y muy digna Viola Davis, se reduce a ser un espectáculo glorificador de la grandeza ficticia del orgullo negro aunque sin la rigurosidad histórica que pretende. Es sólo una película de acción más, para medio pasar el rato en familia. Por lo menos, ayuda a reflexionar sobre la existencia de que en África, la negra, había algo más que elefantes, leones y cebras.