Tenía gran curiosidad por ver el ultimo trabajo de Kevin Smith tras la decepcionante "Cop out" (En España titulada "Vaya par de polis"). A pesar de ganar el premio a mejor película en el festival de Sitges 2011, lo que había leído sobre esta película era pura controversia. Unos hablaban muy bien de la misma mientras otros la ponían en la lista negra de películas dirigidas por el orondo de Nueva Jersey.
En mi opinión se trata de un intento loable por parte de Smith para dar un giro positivo que revitalice su carrera.
El filme comienza como cualquier cinta de adolescentes "nunca-follistas"que fueron santo y seña de la década de los 80 (Porkys, El último americano virgen) y más tarde a finales de la década de los 90 (American Pie). Pero ya en este comienzo tenemos un elemento diferenciador (ver spoiler nº1) que resulta ciertamente esclarecedor. La historia avanza de manera irregular, pero los cambios de género otorgan fuerza y dinamismo al argumento. Pasamos de película de adolescentes gamberros a un filme más sombrío, donde los discursos religiosos y políticos se apoderan de la historia.
Y aquí es cuando entra en escena el verdadero protagonista de la historia, un excelente y revitalizado John Goodman. Su personaje es posiblemente el único por el que sentimos cierta simpatía. En el otro lado tenemos a unos inconmensurables Michael Parks y Melissa Leo, dando vida a unos fanáticos sectarios que ponen los pelos como escarpias, ya no por su discurso sino por la convicción con que lo predican.
América rural, discurso religioso y crítica política se dan la mano en un filme que quizás con otro director y algo más de presupuesto podría haber dado más de sí. Aun así me parece un trabajo interesante, valiente y arriesgado que deja un sabor agridulce en su conjunto.
El montaje es mejorable.