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España España · Arcadia
Voto de alfwild:
10
Romance. Drama Viena, 1900. Stefan Brand, un famoso pianista, recibe una carta de una mujer con la que mantuvo, en el pasado, una relación amorosa que ya no recuerda. Lisa es para él una desconocida, alguien que ha pasado por su vida sin dejar huella. Y, sin embargo, ella sigue apasionadamente enamorada de aquel joven músico que conoció cuando era todavía una adolescente. (FILMAFFINITY)
18 de diciembre de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las películas más elegante, sensible, sutil, y al mismo tiempo más devastadora que se haya hecho sobre la condición humana y la decadencia social.

Los personajes no están hablando sólo de sí mismos, por su boca están hablando de todos nosotros. De todos nuestros anhelos, de todas nuestras expectativas, de todos nuestros sueños, de todas nuestras proyecciones, de todas nuestras ingenuidades, de todas nuestras amnesias, de toda nuestra arrogancia, de todo nuestro narcisismo…y sobre todo, de todo nuestro romanticismo y nuestra capacidad/necesidad de amar.

Y desde esa perspectiva, los dos protagonistas se ven como unos fantasmas, como unas almas en pena, que van y vienen. En contraposición del personaje mudo que bien podría representar, desde otro ángulo, la estabilidad que ellos nunca van a encontrar. Por eso, precisamente, el personaje más sincero, observador, y equilibrado, es el personaje mudo. Y en este sentido hay cierto paralelismo con la película “M, el vampiro de Düsseldorf” de Fritz Lang, en la que el personaje más observador es un ciego…parece como si estas dos películas nos estuvieran diciendo “no hay peor ciego que el que no quiere ver. Ni nada más clarificador que observar en silencio”.

El protagonista masculino es un personaje incapaz de mirar más allá de su propia nariz y al mismo tiempo incapaz de llegar a sí mismo, y mucho menos a lo que tiene realmente a su alrededor. Encarna la superficialidad, la decadencia, y la incapacidad de encontrar el rumbo, de la Viena imperial de principios del siglo XX.

La protagonista femenina, es incapaz de ver la realidad y vive en un sueño perpetuo, donde sólo ve lo que quiere ver, y está enamorada de algo que sólo existe en su imaginación. Encarna el amor y la lealtad de los habitantes de un imperio, de un mundo que está en descomposición y por el que el fatalismo los llevará a morir en la Primera Guerra Mundial.

Dos personalidades antagónicas, imposible de complementarse, que viven en sus mundos, imposibles de orbitar juntos. Y con la única posibilidad de colisionar, para después desaparecer por completo. Metáfora de tantas cosas y de tantos mundos, cómo por ejemplo del Imperio Austrohúngaro en la Primera Guerra Mundial, o el Tercer Reich en la Segunda Guerra Mundial y tantos otros mundos que tan bien conocían Max Ophüls y Stefan Zweig.

Porque realmente esta historia, tan romántica, tan llena de sutilezas, de sensibilidad y de fatalismo; esconde la historia de la humanidad tal y como la entendía Stefan Zweig cuando concibió esta novela. Una historia de desencuentros, de amores no correspondidos, de vivir por y para el pasado, de vivir por y para un ideal que no existe y querer seguir sosteniéndolo sabiendo que es algo que nos hace daño, de no tener ninguna consideración por nadie y de ser totalmente amnésicos.

Apelo a que veáis ésta película más allá de la historia de amor tan romántica que es en sí. Y que contempléis el mundo, y los personajes en decadencia que nos muestran sus autores. Porque, siendo un reflejo del mundo en el que vivieron Stefan Zweig y Max Ophüls, realmente, son un reflejo de nuestros mundos. Y por lo tanto, bien nos pueden enseñar sobre la desmemoria, sobre el autoengaño y sobre el idealismo.
alfwild
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