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6.9
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Comedia. Musical. Romance
El matrimonio formado por Steffi y Bob es el paradigma de la familia burguesa de Nueva York: son ricos, liberales y socialmente comprometidos. Steffi estuvo casada con Joe, un tipo sin suerte con las mujeres, con quien tiene una hija algo inestable. Bob tiene un hijo conservador, una hija que ha puesto en peligro su boda al enamorarse de un delincuente y otras dos hijas adolescentes que se pelean por chicos multimillonarios. Todos ellos ... [+]
10 de junio de 2010
10 de junio de 2010
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nuestro cineasta neoyorquino hasta la médula se atrevió también con la comedia musical, género que aborda en “Todos dicen I love you”. Una refrescante, tierna, romántica, aguda y cómica sátira sobre las clases burguesas acomodadas que transitan por el asfalto y los rascacielos, con sus líos familiares, fraternales y sentimentales, y con sus sueños a cuestas. Como en la época dorada del musical de Broadway, Allen no pudo sustraerse al aura generalmente optimista, esa alegría de estar vivos y de saborear cada minuto que se contagia desde las canciones y la coreografía. La fotografía y la escenografía fueron cuidadas con esmero, y la banda sonora pica a unos niveles muy altos, tan digna como la de cualquier musical que se precie. Contando con el simpático aliciente de ver cantar a actores tan famosos como el propio Woody, Goldie Hawn, Julia Roberts, Edward Norton, Drew Barrymore, Alan Alda, Tim Roth… Un reparto de lujo para un homenaje nostálgico y divertido a los tiempos de un Broadway centelleante, que además incorpora sus dosis de entrañable burla al aparato político e ideológico estadounidense, a la falsa y superficial entrega a ideales que en realidad sólo sirven como entretenimiento para gente ociosa, al acelerado modo de vida, y que en clave de mucho humor caricaturiza el matrimonio, la familia y las relaciones de pareja.
Woody hace cantar y bailar ante la cámara a una familia disfuncional y no poco disparatada, que en cualquier caso representa a una mayoría marcada por la inestabilidad, la búsqueda y la heterogeneidad. Cónyuges casados en segundas o terceras nupcias, portando hijos de sus anteriores relaciones, conviviendo todos juntos en una mezcla hilarante y ruidosa. Conversaciones múltiples, cotorreos, cada loco con su tema, en suma. Por otro lado, un ex–marido poco afortunado en el amor, que mantiene una amistad-querencia indisoluble hacia su ex–esposa y que se lleva de perlas con el nuevo marido de ella y con el revoltijo de jóvenes hijastros. Y, por supuesto, con su propia y única hija, Djuna, la narradora de la historia.
El paso de las estaciones modifica la estampa del Nueva York de postal que Allen quiso mostrar con toda su amorosa intención, en el que todas esas personas ricas y felices disfrutan a tope de la vida y del amor. Se tiende un puente también hacia Venecia y París, mientras los protagonistas están a caballo entre América y Europa.
Pero, además de un canto a su amada ciudad, Woody no dejaba pasar la oportunidad para lanzar su vena burlesca. La política norteamericana y la hipocresía social son objeto de risa.
Woody hace cantar y bailar ante la cámara a una familia disfuncional y no poco disparatada, que en cualquier caso representa a una mayoría marcada por la inestabilidad, la búsqueda y la heterogeneidad. Cónyuges casados en segundas o terceras nupcias, portando hijos de sus anteriores relaciones, conviviendo todos juntos en una mezcla hilarante y ruidosa. Conversaciones múltiples, cotorreos, cada loco con su tema, en suma. Por otro lado, un ex–marido poco afortunado en el amor, que mantiene una amistad-querencia indisoluble hacia su ex–esposa y que se lleva de perlas con el nuevo marido de ella y con el revoltijo de jóvenes hijastros. Y, por supuesto, con su propia y única hija, Djuna, la narradora de la historia.
El paso de las estaciones modifica la estampa del Nueva York de postal que Allen quiso mostrar con toda su amorosa intención, en el que todas esas personas ricas y felices disfrutan a tope de la vida y del amor. Se tiende un puente también hacia Venecia y París, mientras los protagonistas están a caballo entre América y Europa.
Pero, además de un canto a su amada ciudad, Woody no dejaba pasar la oportunidad para lanzar su vena burlesca. La política norteamericana y la hipocresía social son objeto de risa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La moral que predica la monogamia y los principios conservadores es a todas luces una patraña, ya que en Estados Unidos la mayor parte de la gente se divorcia, se vuelve a casar y tiene aventuras extramatrimoniales. El amor se ensalza, pero no ciega. ¿Quién no duda en el momento crítico, quién no se pregunta si esa persona es realmente la idónea? Las vacilaciones y los zig-zags de los enamorados o que creen estarlo, o que no están seguros de si lo están, son el reflejo en el que cualquiera se puede mirar en este billete de ida a un espectáculo de vodevil con gusto clásico y urbanita.
Después de tanto vaivén, de tantas experiencias y de unos cuantos romances, a veces se llega a la certeza de que no ha habido nadie como ese primer amor al que se dejó marchar, pero que ha estado en todo momento ahí cuando se le ha necesitado.
Después de tanto vaivén, de tantas experiencias y de unos cuantos romances, a veces se llega a la certeza de que no ha habido nadie como ese primer amor al que se dejó marchar, pero que ha estado en todo momento ahí cuando se le ha necesitado.