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8
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8
7.0
1,575
Drama. Romance
En el Berlín de la II Guerra Mundial, Lilly, esposa de un oficial nazi, ama de casa y madre de cuatro hijos, lleva una vida convencional. Felice es judía y trabaja para un periódico nazi bajo un nombre falso, además de suministrar información a la resistencia. Cuando se conocen inician una historia de amor apasionada. Se escriben a diario cartas y poemas con los nombres ficticios de Aimèe y Jaguar. Cuando Lilly llega a saber que Felice ... [+]
15 de diciembre de 2009
15 de diciembre de 2009
41 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchos caminamos con los ojos bastante ciegos y los oídos bastante sordos, haciendo caso omiso de lo que en el fondo queremos. O nos hallamos con que no nos han dejado ser nosotros, han decidido en nuestro lugar, han organizado nuestra vida. Se han aprovechado de la inseguridad que arrastramos, de la falta de iniciativa, de la docilidad que ofrecemos, de la necesidad de encajar en algún sitio, del apremio de sentirse "normal".
Lilly creció en la sociedad alemana en la que se engendró el nazismo. Se encontró casada muy joven, cuando aún ni siquiera había tenido tiempo de decidir lo que realmente deseaba hacer con ella misma. Aunque, desde luego, había pocas alternativas, muy escasas: o eras una buena y decente ama de casa alemana, con un esposo de orden y unos hijos a los que cuidar, o alguna eficiente y entusiasta colaboradora del Partido, o las dos cosas a la vez... Y poco más.
Lilly se dejó llevar. Como tantas. No tenía mucho donde elegir.
No era feliz.
Algún amante ocasional, mientras su marido nazi estaba en el frente. Haciéndose la ilusión de que quizás entonces ella tendría su oportunidad de conocer la felicidad. Los niños, la casa, las citas furtivas.
Y apareció Felice. Bella, fascinante, rebelde, valiente, asustada, segura, insegura. Enamorada.
Judía.
Y sólo fueron dos mujeres que se amaron. Dos personas que se amaron. Se pusieron por montera los prejuicios que pretendían obligarlas a ostentar estúpidos calificativos. Una dejó de ser la mujer de un nazi, se olvidó de lo que no fuera su Felice, su Jaguar. La otra dejó de ser una judía encubierta que revoloteaba en busca del amor, y se olvidó de todo lo que no fuera su Lilly, su Aimée.
Las dos cometieron el más osado de los actos. Quererse.
Tal vez el "ahora" vale más que el "para siempre".
Tal vez un único momento sublime es suficiente para dar la vida.
Lilly creció en la sociedad alemana en la que se engendró el nazismo. Se encontró casada muy joven, cuando aún ni siquiera había tenido tiempo de decidir lo que realmente deseaba hacer con ella misma. Aunque, desde luego, había pocas alternativas, muy escasas: o eras una buena y decente ama de casa alemana, con un esposo de orden y unos hijos a los que cuidar, o alguna eficiente y entusiasta colaboradora del Partido, o las dos cosas a la vez... Y poco más.
Lilly se dejó llevar. Como tantas. No tenía mucho donde elegir.
No era feliz.
Algún amante ocasional, mientras su marido nazi estaba en el frente. Haciéndose la ilusión de que quizás entonces ella tendría su oportunidad de conocer la felicidad. Los niños, la casa, las citas furtivas.
Y apareció Felice. Bella, fascinante, rebelde, valiente, asustada, segura, insegura. Enamorada.
Judía.
Y sólo fueron dos mujeres que se amaron. Dos personas que se amaron. Se pusieron por montera los prejuicios que pretendían obligarlas a ostentar estúpidos calificativos. Una dejó de ser la mujer de un nazi, se olvidó de lo que no fuera su Felice, su Jaguar. La otra dejó de ser una judía encubierta que revoloteaba en busca del amor, y se olvidó de todo lo que no fuera su Lilly, su Aimée.
Las dos cometieron el más osado de los actos. Quererse.
Tal vez el "ahora" vale más que el "para siempre".
Tal vez un único momento sublime es suficiente para dar la vida.