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Voto de Vivoleyendo:
8
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8
Thriller. Intriga Un asesino de niñas tiene atemorizada a toda la ciudad de Berlín. La policía lo busca frenética y desesperadamente, deteniendo a cualquier persona mínimamente sospechosa. Por su parte, los jefes del hampa, furiosos por las redadas que están sufriendo por culpa del asesino, deciden buscarlo ellos mismos. (FILMAFFINITY)
28 de mayo de 2008
30 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
A finales de octubre de 1985, una de mis compañeras de clase y amiga salió a jugar al fútbol a la calle, en los alrededores de su casa, como hacía siempre. No regresó para merendar. La tarde se extinguió en un crepúsculo teñido de inquietud, mientras los padres, ya francamente preocupados, llamaban por teléfono a los familiares y vecinos a cuyas casas la niña solía ir para jugar con sus primos y amigos. Nadie conocía su paradero. No la localizaron en ninguno de los lugares que ella frecuentaba. La inquietud se transformó en terror. La policía fue alertada y comenzó la frenética búsqueda.
Aquellos días la paranoia se deslizó como un sudario de plomo sobre la atmósfera del pueblo. Un día, otro y otro. La policía, la familia, los amigos y montones de voluntarios barrían todos los alrededores infructuosamente.
Pasaron diez días. En el colegio, su pupitre vacío nos pesaba como una losa. Todas las miradas se dirigían hacia aquella triste silla con su mesita, de las que aún parecía emanar el espíritu alegre, dulce e inteligente de nuestra amiga de toda la vida. Aquellos objetos que ella había utilizado permanecían intocados. Un silencio y una tristeza que jamás habíamos conocido se instalaron en los ánimos.
Pero aún nos resistíamos a perder la esperanza.
A los diez días de la desaparición, fue hallada por alguien que nunca habría esperado realizar semejante hallazgo.
Asesinada.
Todo el pueblo se echó a la calle aquel fatídico día de principios de noviembre. La histeria contenida casi se podía palpar. Las lágrimas resbalaban por todos los rostros. Todos llorábamos aquel sábado. Recuerdo con extraña nitidez que, cuando mi madre volvió de la tienda trayendo la horrible noticia, mis hermanos y yo estábamos viendo "El equipo A" en la tele.
El miedo se apoderó de las conciencias. El miedo y la sensación de que en esta vida no existe la palabra "seguridad". ¿Quién podía sentirse seguro después de que en el vecindario se hubiese cometido un crimen? Parecía que el mundo se había vuelto del revés.
El asesino fue identificado con rapidez, y resultó ser un amigo de la familia de la niña, quien había fingido estar tan atribulado como los demás y hasta había ayudado en las labores de búsqueda, para disimular. Pero enseguida se hallaron en el cuerpo de la niña pruebas cuyo análisis de ADN despejó cualquier duda.
La sentencia del asesino lo condenó a diecisiete años de cárcel (una ridiculez. Así funciona la eficiente justicia de este país). Pero eso no es lo mejor. Lo mejor es que lo soltaron cuando sólo llevaba cinco años en prisión. A principios de los noventa, hubo gente del pueblo que lo vio en Huelva. Todo el mundo se horrorizó al saber que aquel asesino de una niña, de una niña que lo había querido y tratado como a un miembro de la familia, estaba libre.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Por supuesto, el criminal se largó de Huelva, porque no era tan tonto como para exponerse a que lo vieran otra vez. Yo nunca volví a tener noticias suyas.
Cuando veo una película como ésta, cuyo final se me antoja uno de los más certeros y críticos en cuanto a los entresijos de la justicia a la hora de juzgar el caso de un demente asesino, no puedo evitar recordar a aquella niña que fue mi amiga y a quien aquel monstruo arrebató la vida cuando sólo tenía nueve años.
Me sigo preguntando cómo sería ella ahora, a qué se habría dedicado, si nuestros caminos se habrían separado o habríamos seguido en contacto. Hoy día, ella tendría treinta y dos años.
Pero no le dejaron cumplir más años. Se lo quitaron todo.
Destrozaron a su familia.
¿Cómo se siente una madre a quien le han matado a una hija?
¿Qué clase de justicia es la que deja sueltos impunemente a monstruos que son un peligro para la sociedad?
Magnífico análisis el que observamos en este thriller sobre la condena que debe aplicarse a quien es capaz de matar. ¿Pena de muerte? ¿Tomarse la justicia por su mano? ¿El manicomio? ¿Cadena perpetua? ¿Se merece compasión quien no la sintió mientras mataba a una niña?
¿Qué siente cada uno en ese momento? Sinceramente, ¿cómo reaccionaríamos si fuésemos la madre, la familia, los amigos de esa criatura?
¿Cómo nos sentiríamos si concedieran la libertad al asesino tras unos pocos años encerrado, como suele suceder?
Y me pregunto: ¿Es que esos jueces que conceden la libertad con tanta ligereza no tienen hijos y nietos en los que pensar, como cualquier hijo de vecino?
Brutal. Atemporal y siempre vigente esa escena final del "juicio".
Metiendo el dedo en la llaga.
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