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6.2
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Bélico. Fantástico. Romance
Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Tras su muerte, el mayor Pete Sandidge (Tracy), piloto de un bombardero, se convierte en el ángel guardián de otro piloto, el capitán Ted Randall (Van Johnson), al que no sólo protegerá en las batallas, sino que también ayudará a resolver los problemas con su novia (Irene Dunne). Melodrama bélico de carácter propagandístico y elementos fantásticos. En 1945, fue propuesta como candidata al Óscar a la ... [+]
29 de enero de 2010
29 de enero de 2010
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
A saber por qué hay películas de directores muy famosos que quedan relegadas en la sombra y en el olvido, y no tiene por qué deberse a que sean de inferior calidad. Puede que se deba a las modas que promocionan y encumbran unas obras (ya sea porque se trate de superproducciones, o que las compañías distribuidoras las consideren más rentables en taquilla...) Se puede pensar en una serie de factores en los que tienen mucho que ver la publicidad y el márketing.
Todo director que se precie realiza obras "mayores" y "menores", o al menos suele ocurrirles a los que se labran una larga trayectoria. Victor Fleming siempre será recordado por ser el director que figura en los créditos de "Lo que el viento se llevó", aunque él no fue el único que hizo posible que una de las películas más conocidas de la historia viese la luz. Parece que fue quien la terminó, pero no quien la empezó.
También es muy popular por dos títulos anteriores a "Lo que el viento se llevó", los cuales son "Capitanes intrépidos" y "El mago de Oz".
Fuera como fuese, el nombre de Fleming quedó inmortalizado en un gigante y en dos lugartenientes legendarios. ¿Qué pintaba, en comparación, una obrita mucho más modesta como "Dos en el cielo"? ¿Quién se iba a fijar (tres años después de que el coloso inspirado en la galardonada novela de Margaret Mitchell arrasara en los Óscars) en una tierna y sencilla peliculita de fantasía?
Después de haber echado los restos y encandilar al mundo, vienen las comparaciones, siempre injustas. El resplandor del triunfo absoluto, paradójicamente, tal vez fue el factor que condenó a la oscuridad a lo que viniese después. Y así, "Dos en el cielo" nació sepultada bajo el aura de una predecesora incontestable.
Es como el caso en que, después de que un niño en su cumpleaños haya recibido un regalo vistoso y atractivo, llegamos nosotros un poco más tarde y nuestro regalo, aunque bonito, es mucho más discreto que el otro. El niño lo dejará de lado sin grandes miramientos, y se irá a jugar con el otro, con el que le entra por lo ojos, y se olvidará momentáneamente del pobre juguete que ya siempre será un segundón.
Con los años, cuando ya somos mayores y añoramos lo que quedó atrás, suele ocurrir que, de repente, recordamos aquel regalo despreciado, el que en su día relegamos al fondo de un arcón, o que dejamos tirado en cualquier rincón sin siquiera mirarlo, y que solamente más tarde empezamos a descubrir, después de que el juguete estrella dejó de ocupar un lugar privilegiado, por la natural inconstancia de los niños.
Este drama fantástico es de los que se esconden en la penumbra, callado, inadvertido, resignado. De los que se descubren al cabo del tiempo, en el momento en que miramos con más detenimiento y ya el brillo del envoltorio chillón no seduce tanto como antes. Es similar a ese objeto viejo que reposa en un cajón que no hemos abierto desde hace una eternidad, pero que por fin abrimos para sacar los tesoros que guarda.
Todo director que se precie realiza obras "mayores" y "menores", o al menos suele ocurrirles a los que se labran una larga trayectoria. Victor Fleming siempre será recordado por ser el director que figura en los créditos de "Lo que el viento se llevó", aunque él no fue el único que hizo posible que una de las películas más conocidas de la historia viese la luz. Parece que fue quien la terminó, pero no quien la empezó.
También es muy popular por dos títulos anteriores a "Lo que el viento se llevó", los cuales son "Capitanes intrépidos" y "El mago de Oz".
Fuera como fuese, el nombre de Fleming quedó inmortalizado en un gigante y en dos lugartenientes legendarios. ¿Qué pintaba, en comparación, una obrita mucho más modesta como "Dos en el cielo"? ¿Quién se iba a fijar (tres años después de que el coloso inspirado en la galardonada novela de Margaret Mitchell arrasara en los Óscars) en una tierna y sencilla peliculita de fantasía?
Después de haber echado los restos y encandilar al mundo, vienen las comparaciones, siempre injustas. El resplandor del triunfo absoluto, paradójicamente, tal vez fue el factor que condenó a la oscuridad a lo que viniese después. Y así, "Dos en el cielo" nació sepultada bajo el aura de una predecesora incontestable.
Es como el caso en que, después de que un niño en su cumpleaños haya recibido un regalo vistoso y atractivo, llegamos nosotros un poco más tarde y nuestro regalo, aunque bonito, es mucho más discreto que el otro. El niño lo dejará de lado sin grandes miramientos, y se irá a jugar con el otro, con el que le entra por lo ojos, y se olvidará momentáneamente del pobre juguete que ya siempre será un segundón.
Con los años, cuando ya somos mayores y añoramos lo que quedó atrás, suele ocurrir que, de repente, recordamos aquel regalo despreciado, el que en su día relegamos al fondo de un arcón, o que dejamos tirado en cualquier rincón sin siquiera mirarlo, y que solamente más tarde empezamos a descubrir, después de que el juguete estrella dejó de ocupar un lugar privilegiado, por la natural inconstancia de los niños.
Este drama fantástico es de los que se esconden en la penumbra, callado, inadvertido, resignado. De los que se descubren al cabo del tiempo, en el momento en que miramos con más detenimiento y ya el brillo del envoltorio chillón no seduce tanto como antes. Es similar a ese objeto viejo que reposa en un cajón que no hemos abierto desde hace una eternidad, pero que por fin abrimos para sacar los tesoros que guarda.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El mítico Spencer Tracy, habitual de Fleming, despliega su excelente profesionalidad actoral, junto a su glamourosa compañera de reparto Irene Dunne, para ofrecer, a quien quiera sacarla del cajón, una dulce historia de amor trágico y una reflexión sobre la vida, la muerte y la entrega.
Ellos soñarán con volar juntos en un cielo que tiene el color de la libertad.
Ellos soñarán con volar juntos en un cielo que tiene el color de la libertad.