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Voto de Vivoleyendo:
6
Ciencia ficción. Drama. Fantástico. Romance En el año de 2092, Nemo Nobody, que tiene 120 años, es el último ser humano mortal de la Tierra y vive rodeado de hombres que han alcanzado la inmortalidad gracias a increíbles avances científicos. Cuando Nemo se encuentra en su lecho de muerte, recuerda varias posibles existencias y matrimonios que no llegó a vivir. (FILMAFFINITY)
10 de julio de 2011
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El espacio-tiempo conocido sólo nos permite marchar siempre hacia adelante en una dirección, sin poder volver atrás, sin recuperar el tiempo transcurrido, sin poder habitar diversos lugares a la vez ni vivir varias vidas al mismo tiempo. Pero... Contamos con un arma muy poderosa: el cerebro. La imaginación es el arma que tenemos para poder vivir todas las vidas posibles sin salir de la nuestra.
Llegamos a frecuentes encrucijadas en las que hay que elegir un camino entre varias o muchas opciones. Constantes disyuntivas. Si escoges una cosa, perderás las demás... ¿Cuántos de nosotros nos preguntamos cómo habrían sido esos otros caminos, cuántos sienten ese miedo de estar dejándose atrás quizás el camino de su vida, cuántos temen tomar una decisión que tal vez sea equivocada, que nos robe todas las demás alternativas, alguna de las cuales podría ser mejor que las demás?
Justo antes de llegar al cruce, todo es posible... Se trata de un punto de inflexión, de un instante mágico. El instante de inocencia, de la infinitud de lo probable, anterior a decidirse y tener que lamentar después lo que se perdió. El divorcio de sus padres fue para Nemo Nobody ese punto de inflexión. En aquella estación de tren, estaba en juego la elección más difícil de cuantas habría de tomar: quedarse con su padre, o marcharse con su madre.
El imaginativo niño, escritor de vocación, vive en instantes todas las posibilidades, tanto si se decanta por una cosa o por la otra... Pero algo sobresale por delante de todo: Anna.
Sabe que la amará para toda la vida. Aunque hubiera otras mujeres. Aunque tuviese que conformarse con Elise, o con Jean.
Aunque llegue a convertirse en un viejo de ciento dieciocho años que se convierta en una rara atracción en un mundo de ciencia ficción, y reviva todos los caminos, fuesen reales o no, en los que se marchó con su madre, se quedó con su padre, ha estado enamorado, se ha casado, se ha quedado soltero, ha sido padre, no ha tenido hijos, ha muerto ahogado, asesinado, ha viajado a Marte, ha amado... Por muchos giros que dé... Amar es lo que mueve su universo.
En 2092, cuando él se ve como un viejecito mortal en una civilización de inmortales que ya no necesitan de los trucos de la naturaleza para la reproducción (habiéndose extinguido las relaciones sentimentales y el sexo), un periodista quiere saber lo que se siente al enamorarse y hacer el amor. Tanto adelanto y resulta que la humanidad añora algo que posee un hombre centenario que va a morir.
La estructura no lineal empleada por Dormael es ciertamente atractiva, pero un poco cansina a tramos. Una vistosa declaración de amor a la vida, a todo lo que puede ofrecer, y a esa persona única, que no se puede sustituir con nadie, que no se puede arrancar del alma.
Vistosa, pero también aparatosa. Paciencia y a dejarse envolver por la belleza de sus imágenes.
Vivoleyendo
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