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Thriller. Intriga. Drama
Justin Quayle (Fiennes) es un diplomático británico destinado en Kenya cuya mujer es asesinada junto a un hombre sospechoso de ser su amante, un activista defensor de los derechos humanos de la región. Quayle decide entonces investigar los asesinatos, y comienza a descubrir mucho más de lo que esperaba... (FILMAFFINITY)
9 de noviembre de 2007
9 de noviembre de 2007
8 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Éste es un thriller que mezcla una hermosísima historia de amor, un tenso argumento de intriga y una denuncia manifiesta.
Haciendo uso de una cámara movediza que nos implica en la historia, de una fotografía que parece propia de un documental más que de una película, desarrollando imágenes grabadas en África y en Europa que muestran con honestidad los diversos y heterogéneos ambientes y sus gentes, contrastando la riqueza del Primer Mundo con la extrema pobreza del Tercer Mundo... Ofreciendo una música evocadora y, por encima de todo, prevaleciendo una sensación de melancolía y de pena contenida iluminadas por una felicidad que en algún momento existió y que el protagonista conserva en su recuerdo.
Magnífico Ralph Fiennes como hombre prudente, educado, comedido y, sobre todo, enamorado. Sus maneras suaves y correctas, su amor demostrado a través de actos de infinita ternura y paciencia, sus razonables dudas... Un personaje sin estridencias que vive el amor de su vida y que aprende lecciones extremadamente duras sobre esta humanidad a la que pertenecemos.
Muy natural, encantadora, fogosa y espontánea Rachel Weisz, el contrapunto perfecto al personaje de Fiennes. Ella es impulsiva, se deja arrastrar sin trabas por sus sentimientos y por sus ideales, y es capaz de muchas cosas para obedecer a sus principios y a los dictados de su conciencia limpia, que lucha por mejorar algunas de las incontables injusticias que se cometen contra el pueblo africano.
Justin y Tessa llegarán hasta la misma boca del lobo y traspasarán un umbral sin retorno. Un umbral que, una vez franqueado, se cerrará dejándolos atrapados, sin vuelta atrás, bajo una terrible amenaza en la que entran en juego intereses comerciales de elevada magnitud.
A través de flashbacks y de retornos, la trama nos va introduciendo en un pasado reciente y en el presente, en los orígenes y la evolución de la relación entre Justin y Tessa y su involucramiento en los sucesos que tienen lugar.
Y, como marco, el crudo fondo de las miserias de las poblaciones africanas pero también las ganas de vivir de esas personas que, pese a todo, conservan la ilusión de un mañana, una esperanza que apenas se atreve a esbozarse y que casi siempre parece condenada a extinguirse antes de nacer. Pero que, sin duda, está ahí, apenas insinuándose. Lástima que la corrupción de las grandes potencias se empeñe en echar abajo esas tímidas ilusiones.
Una triste y desoladora muestra de la realidad sobre los aberrantes e implacables tejemanejes de los poderosos para hacerse con lo que más ansían poseer y perpetuar: el Poder y su pariente más cercano, el Dinero.
Haciendo uso de una cámara movediza que nos implica en la historia, de una fotografía que parece propia de un documental más que de una película, desarrollando imágenes grabadas en África y en Europa que muestran con honestidad los diversos y heterogéneos ambientes y sus gentes, contrastando la riqueza del Primer Mundo con la extrema pobreza del Tercer Mundo... Ofreciendo una música evocadora y, por encima de todo, prevaleciendo una sensación de melancolía y de pena contenida iluminadas por una felicidad que en algún momento existió y que el protagonista conserva en su recuerdo.
Magnífico Ralph Fiennes como hombre prudente, educado, comedido y, sobre todo, enamorado. Sus maneras suaves y correctas, su amor demostrado a través de actos de infinita ternura y paciencia, sus razonables dudas... Un personaje sin estridencias que vive el amor de su vida y que aprende lecciones extremadamente duras sobre esta humanidad a la que pertenecemos.
Muy natural, encantadora, fogosa y espontánea Rachel Weisz, el contrapunto perfecto al personaje de Fiennes. Ella es impulsiva, se deja arrastrar sin trabas por sus sentimientos y por sus ideales, y es capaz de muchas cosas para obedecer a sus principios y a los dictados de su conciencia limpia, que lucha por mejorar algunas de las incontables injusticias que se cometen contra el pueblo africano.
Justin y Tessa llegarán hasta la misma boca del lobo y traspasarán un umbral sin retorno. Un umbral que, una vez franqueado, se cerrará dejándolos atrapados, sin vuelta atrás, bajo una terrible amenaza en la que entran en juego intereses comerciales de elevada magnitud.
A través de flashbacks y de retornos, la trama nos va introduciendo en un pasado reciente y en el presente, en los orígenes y la evolución de la relación entre Justin y Tessa y su involucramiento en los sucesos que tienen lugar.
Y, como marco, el crudo fondo de las miserias de las poblaciones africanas pero también las ganas de vivir de esas personas que, pese a todo, conservan la ilusión de un mañana, una esperanza que apenas se atreve a esbozarse y que casi siempre parece condenada a extinguirse antes de nacer. Pero que, sin duda, está ahí, apenas insinuándose. Lástima que la corrupción de las grandes potencias se empeñe en echar abajo esas tímidas ilusiones.
Una triste y desoladora muestra de la realidad sobre los aberrantes e implacables tejemanejes de los poderosos para hacerse con lo que más ansían poseer y perpetuar: el Poder y su pariente más cercano, el Dinero.