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Cine negro. Intriga
Un general millonario y excéntrico tiene dos hijas que están involucradas en asuntos más bien turbios. Decide entonces llamar al detective privado Philip Marlowe para que resuelva sus problemas familiares. Cuando Marlowe empieza a investigar, descubre muy pronto que las diversas ramificaciones del asunto lo convierten en una auténtica maraña. (FILMAFFINITY)
30 de octubre de 2009
30 de octubre de 2009
82 de 103 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y de copas de whisky, de cigarrillos, de embrollos y de diálogos chulescos-sarcásticos, como:
-Es usted muy guapo.
-Y cada vez lo soy más.
Philip Marlowe es un detective que no tiene un pelo de tonto. Es listísimo. Una está durante toda la peli más perdida que un piojo en la cabeza de Bob Marley, pero Marlowe es un pedazo de sabueso que va cincuenta pasos por delante de todo quisqui. Tan adelantado, que creo que hasta era más rápido que los guionistas (entre los cuales se contaba nada menos que el escritor William Faulkner).
Un gran defecto, según mi humilde parecer, tiene este icono del cine negro: te marean con tantos nombres, con tantos gángsteres, pseudo-gángsteres, falsos gángsteres y femmes fatales cuyos nombres e identidades difícilmente recuerdas durante el visionado, y mucho menos acabado éste. Nunca terminas de saber quién es cada cual, ni qué ha hecho cada uno, y lo peor de todo es que te das cuenta de que te importa un pimiento. Llegada a ese extremo, es cuando percibo que es una de esas películas que no me dejan huella.
Sí, me he reído un poco con algunas frases ingeniosas, fanfarronas y humorísticas. Pero, quitando ese punto fuerte, lo demás falla. Pese a que no me gusta Bogart, quería darle otra oportunidad (y la verdad es que reconozco que, al menos en esta ocasión, no lo hace mal), y Bacall es muy guapa pero, aquí al menos, para mí le falta algo. Tal vez fuese la película que dio inicio a uno de los más sonados romances de Hollywood. Tal vez contase con la fuente de una buena novela, con las plumas de ilustres guionistas (entre los que se contaba uno de los escritores estadounidenses más venerados), con las partituras de Max Steiner y con la dirección del laureado Howard Hawks.
Unas credenciales realmente magníficas y llamativas (contar con tantas figuras de renombre mundial no es moco de pavo), para un resultado que no llega tan alto como yo podría esperar.
-Es usted muy guapo.
-Y cada vez lo soy más.
Philip Marlowe es un detective que no tiene un pelo de tonto. Es listísimo. Una está durante toda la peli más perdida que un piojo en la cabeza de Bob Marley, pero Marlowe es un pedazo de sabueso que va cincuenta pasos por delante de todo quisqui. Tan adelantado, que creo que hasta era más rápido que los guionistas (entre los cuales se contaba nada menos que el escritor William Faulkner).
Un gran defecto, según mi humilde parecer, tiene este icono del cine negro: te marean con tantos nombres, con tantos gángsteres, pseudo-gángsteres, falsos gángsteres y femmes fatales cuyos nombres e identidades difícilmente recuerdas durante el visionado, y mucho menos acabado éste. Nunca terminas de saber quién es cada cual, ni qué ha hecho cada uno, y lo peor de todo es que te das cuenta de que te importa un pimiento. Llegada a ese extremo, es cuando percibo que es una de esas películas que no me dejan huella.
Sí, me he reído un poco con algunas frases ingeniosas, fanfarronas y humorísticas. Pero, quitando ese punto fuerte, lo demás falla. Pese a que no me gusta Bogart, quería darle otra oportunidad (y la verdad es que reconozco que, al menos en esta ocasión, no lo hace mal), y Bacall es muy guapa pero, aquí al menos, para mí le falta algo. Tal vez fuese la película que dio inicio a uno de los más sonados romances de Hollywood. Tal vez contase con la fuente de una buena novela, con las plumas de ilustres guionistas (entre los que se contaba uno de los escritores estadounidenses más venerados), con las partituras de Max Steiner y con la dirección del laureado Howard Hawks.
Unas credenciales realmente magníficas y llamativas (contar con tantas figuras de renombre mundial no es moco de pavo), para un resultado que no llega tan alto como yo podría esperar.