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Voto de Vivoleyendo:
10

Voto de Vivoleyendo:
10
7.5
69,622
Drama. Thriller
Grace llega al remoto pueblo de Dogville huyendo de una banda de gángsters. Persuadidos por las palabras de Tom, que se ha erigido en portavoz de la comunidad, los vecinos se avienen a ocultarla. Grace, a cambio, trabaja para ellos. Sin embargo, cuando Dogville sea sometido a una intensa vigilancia policial para dar con la fugitiva, sus habitantes exigirán a Grace otros servicios que les compensen del peligro que corren al darle cobijo. ... [+]
19 de septiembre de 2007
19 de septiembre de 2007
201 de 247 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo lo que he visto me recuerda a ese cuento del lobo que se disfrazaba con una piel de cordero para engañar a sus víctimas. O quizás sea mucho más complejo que eso. Me recuerda a un relato que escuché en otra película en el que un violador pedía perdón a su víctima mientras cometía su atroz acto.
El ser humano es la única criatura del mundo que se destruye a sí misma a conciencia.
Lars Von Trier propina un mazazo brutal a los cimientos de la sociedad. Muy lejos de ofrecer algún atisbo de esperanza o de posibilidad de redención, nos muestra los infectos suburbios interiores de la estructura social, en los que los peores impulsos de la condición humana se hallan acechantes, aguardando tras un hipócrita barniz de aparente cordialidad y bondad el momento de abalanzarse sobre la presa ideal.
Dogville es un pueblo simbólico. Utilizando una cámara inquieta y activa, con imágenes de documental, y representando el pueblo de una forma meramente esquematizada, como un plano, la puesta en escena se revela como una de las más originales que he visto. Con la genialidad de la sencillez, descubrimos que no son necesarios unos escenarios grandiosos ni representados al detalle. Se apela a nuestra imaginación visual para recrear en nuestra mente las calles, las casas y los panoramas que se observan desde las ventanas. Una técnica adoptada del teatro, en el cual se nos presupone una aceptación previa de un esfuerzo imaginativo por nuestra parte para "ver" los ambientes, apenas esbozados en el escenario con unos cuantos objetos que sugieren los espacios y los lugares. Recurso brillantemente empleado en la película. De hecho, parece ser que Von Trier reivindica la vuelta a los orígenes escénicos, a la simplicidad de la puesta en escena destinada a exigir un esfuerzo por parte del espectador, el cual tenderá a crear y ampliar en su mente lo que apenas se insinúa ante sus ojos.
Si a este peculiar recurso le añadimos unos actores que interpretan con genialidad, entonces realmente descubrimos que se puede prescindir de toda parafernalia escénica.
Teniendo asumido ya que Von Trier no busca distraernos con una hermosa fotografía ni cambios de escenarios, sino centrarse por completo en la esencia de la sociedad que disecciona, nos envolvemos totalmente en una trama que va creciendo por momentos hasta convertirse en un verdadero gigante que oprime aplastantemente nuestra conciencia.
Hablaba antes de que la sociedad es un lobo con piel de cordero, un animal de apariencia afable que oculta a una bestia carnívora y voraz. Como todas las fieras voraces, anda en busca de una presa. Y esa presa la encuentra en los seres que de alguna forma relucen por sí mismos, brillan porque poseen esa cualidad tan frágil, envidiada y odiada: la integridad.
Sigo en el spoiler.
El ser humano es la única criatura del mundo que se destruye a sí misma a conciencia.
Lars Von Trier propina un mazazo brutal a los cimientos de la sociedad. Muy lejos de ofrecer algún atisbo de esperanza o de posibilidad de redención, nos muestra los infectos suburbios interiores de la estructura social, en los que los peores impulsos de la condición humana se hallan acechantes, aguardando tras un hipócrita barniz de aparente cordialidad y bondad el momento de abalanzarse sobre la presa ideal.
Dogville es un pueblo simbólico. Utilizando una cámara inquieta y activa, con imágenes de documental, y representando el pueblo de una forma meramente esquematizada, como un plano, la puesta en escena se revela como una de las más originales que he visto. Con la genialidad de la sencillez, descubrimos que no son necesarios unos escenarios grandiosos ni representados al detalle. Se apela a nuestra imaginación visual para recrear en nuestra mente las calles, las casas y los panoramas que se observan desde las ventanas. Una técnica adoptada del teatro, en el cual se nos presupone una aceptación previa de un esfuerzo imaginativo por nuestra parte para "ver" los ambientes, apenas esbozados en el escenario con unos cuantos objetos que sugieren los espacios y los lugares. Recurso brillantemente empleado en la película. De hecho, parece ser que Von Trier reivindica la vuelta a los orígenes escénicos, a la simplicidad de la puesta en escena destinada a exigir un esfuerzo por parte del espectador, el cual tenderá a crear y ampliar en su mente lo que apenas se insinúa ante sus ojos.
Si a este peculiar recurso le añadimos unos actores que interpretan con genialidad, entonces realmente descubrimos que se puede prescindir de toda parafernalia escénica.
Teniendo asumido ya que Von Trier no busca distraernos con una hermosa fotografía ni cambios de escenarios, sino centrarse por completo en la esencia de la sociedad que disecciona, nos envolvemos totalmente en una trama que va creciendo por momentos hasta convertirse en un verdadero gigante que oprime aplastantemente nuestra conciencia.
Hablaba antes de que la sociedad es un lobo con piel de cordero, un animal de apariencia afable que oculta a una bestia carnívora y voraz. Como todas las fieras voraces, anda en busca de una presa. Y esa presa la encuentra en los seres que de alguna forma relucen por sí mismos, brillan porque poseen esa cualidad tan frágil, envidiada y odiada: la integridad.
Sigo en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La mayoría de las comunidades humanas no pueden soportar que alguien les haga mirarse a su propio espejo y contemplar la degradación de sus propias almas. Ése es el peor pecado que puede cometer alguien: ser íntegro y que los demás en comparación se sientan ignominiosos.
En alguna parte leí que la sociedad puede perdonar todo, menos que le muestren la verdad que no quiere ver.
En la comunidad analizada por Von Trier, al principio se quiere dar la imagen de ecuanimidad y generosidad. Pero como todas las comunidades, desconfían de los recién llegados y les piden a cambio de su hospitalidad ciertas retribuciones, con lo cual la idea de que ofrecen su "generosidad" espontáneamente y desinteresadamente se pulveriza. En este mundo cruel nada se da gratis, nada se da a cambio de nada.
Y mientras la presa elegida y acogida se ofrece mansamente y devotamente a sus anfitriones, con la falsa ilusión de haber encontrado un hogar, éstos demostrarán con creces que si hay algo que la sociedad no aguanta es que le restrieguen su ficticia fachada, su falta de humildad y su afán por destruir todo lo que encierra principios, belleza y honestidad.
Una de las peores cosas que le puede suceder a una comunidad es que le originen necesidades que antes no tenía. Cosas que antes nunca se había planteado, se convierten de repente en un imperativo, en una exigencia, y todo simplemente porque alguien que tiene un corazón grande ha ofrecido su mano y lo que han hecho es cogerle todo el brazo hasta el hombro.
No se me quita de la cabeza la imagen de un ser que te dice lo mucho que te ama y que te aprecia, mientras sostiene sobre tu cuello un cuchillo con el que empieza a rajarte suavemente la piel. Te dice palabras hermosas al oído, con tanta dulzura que pese a todo confías en esa persona, aceptas todo lo que hace porque crees en lo que dice. Y mientras te va degollando lentamente, con exquisita delicadeza, tú piensas que lo que hace está bien hecho, porque esa persona es más sabia que tú, tiene la solución para todo. Y esa persona se convence a sí misma de que eliminarte es lo mejor que puede hacer, porque tú eres una criatura demasiado bella y enigmática para que se pueda soportar tu dolorosa presencia.
Eso es lo que hace la sociedad. Como aquellos dioses de la antigüedad que castigaban a las personas de las que se sentían celosos porque éstas poseían cualidades que envidiaban, la sociedad acaba por engullir todo aquello que brilla con su propia luz.
Experimenten toda la crudeza de la historia que va alcanzando un clímax casi intolerable que acaba por desembocar en un desenlace aún más revulsivo y sorprendente.
Y una cuestión final. Reflexionen sobre las reacciones que les provoque el final. ¿Son satisfactorias, con un malsano sentimiento de desquite, o aún más desalentadoras? ¿O todo eso a la vez?
Dedicado a D.
En alguna parte leí que la sociedad puede perdonar todo, menos que le muestren la verdad que no quiere ver.
En la comunidad analizada por Von Trier, al principio se quiere dar la imagen de ecuanimidad y generosidad. Pero como todas las comunidades, desconfían de los recién llegados y les piden a cambio de su hospitalidad ciertas retribuciones, con lo cual la idea de que ofrecen su "generosidad" espontáneamente y desinteresadamente se pulveriza. En este mundo cruel nada se da gratis, nada se da a cambio de nada.
Y mientras la presa elegida y acogida se ofrece mansamente y devotamente a sus anfitriones, con la falsa ilusión de haber encontrado un hogar, éstos demostrarán con creces que si hay algo que la sociedad no aguanta es que le restrieguen su ficticia fachada, su falta de humildad y su afán por destruir todo lo que encierra principios, belleza y honestidad.
Una de las peores cosas que le puede suceder a una comunidad es que le originen necesidades que antes no tenía. Cosas que antes nunca se había planteado, se convierten de repente en un imperativo, en una exigencia, y todo simplemente porque alguien que tiene un corazón grande ha ofrecido su mano y lo que han hecho es cogerle todo el brazo hasta el hombro.
No se me quita de la cabeza la imagen de un ser que te dice lo mucho que te ama y que te aprecia, mientras sostiene sobre tu cuello un cuchillo con el que empieza a rajarte suavemente la piel. Te dice palabras hermosas al oído, con tanta dulzura que pese a todo confías en esa persona, aceptas todo lo que hace porque crees en lo que dice. Y mientras te va degollando lentamente, con exquisita delicadeza, tú piensas que lo que hace está bien hecho, porque esa persona es más sabia que tú, tiene la solución para todo. Y esa persona se convence a sí misma de que eliminarte es lo mejor que puede hacer, porque tú eres una criatura demasiado bella y enigmática para que se pueda soportar tu dolorosa presencia.
Eso es lo que hace la sociedad. Como aquellos dioses de la antigüedad que castigaban a las personas de las que se sentían celosos porque éstas poseían cualidades que envidiaban, la sociedad acaba por engullir todo aquello que brilla con su propia luz.
Experimenten toda la crudeza de la historia que va alcanzando un clímax casi intolerable que acaba por desembocar en un desenlace aún más revulsivo y sorprendente.
Y una cuestión final. Reflexionen sobre las reacciones que les provoque el final. ¿Son satisfactorias, con un malsano sentimiento de desquite, o aún más desalentadoras? ¿O todo eso a la vez?
Dedicado a D.