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Voto de Vivoleyendo:
5
Acción. Thriller El día de su boda, una asesina profesional (Thurman) sufre el ataque de algunos miembros de su propia banda, que obedecen las órdenes de Bill (David Carradine), el jefe de la organización criminal. Logra sobrevivir al ataque, aunque queda en coma. Cuatro años después despierta dominada por un gran deseo de venganza.
1 de octubre de 2007
20 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
En primer lugar, tengo que aclarar algo. He roto mi solemne promesa de no sufrir más a Tarantino, y lo he hecho porque prometí a unos amigos míos que vería "Kill Bill", amigos a los que aprecio mucho y respeto por encima de todo. Algunos de ellos son admiradores acérrimos de esta película y, puesto que ellos me pidieron que yo la viera para dar mi opinión sobre ella, lo he hecho. Por vosotros, A., D., Ad. y G. Ahora, en justa retribución (ya que de venganzas se trata tras ver esto ;-), tendréis que tragaros algo que haya sido creado por un director que detestéis para demostrarme vuestra solidaridad jejejejejeje. Es broma, no soy tan vengativa ;-P
En fin, aclaraciones hechas, empezaré por demostrar que he comprendido y he observado mucho. Por más que me desagrade, me he mantenido firme hasta el final.
El mundo que nos presenta Tarantino es un mundo que hay que mirar con una lente diferente. Tenemos que ir hechos a la idea de que vamos a presenciar un espectáculo que es, ante todo y sobre todo, un ensalzamiento de algo que se podría definir como la estética de la violencia. No se trata de ser simplemente testigos de la pura violencia, del puro odio destilado desde lo más hondo, de la sordidez más brutal (cuyo despliegue en pantalla Tarantino sabe plasmar de forma casi soberbia (eso no se lo puedo negar, por mucho que me repugne su obsesión por la pura violencia). Se trata de contemplar una especie de cuadro en movimiento en el que matar se convierte en un arte. No sólo matar sin más, sin florituras, sino transformarlo en todo un deliberadamente exagerado y recargado ejercicio de sadismo llevado hasta las consecuencias más extremas.
Tarantino elimina toda concepción de piedad, todo sentimiento hermoso. Hasta algo considerado tan sagrado como la maternidad casi parece adulterado, deformado, profanado, así como cualquier atisbo de eso que tanto se dice que mueve el mundo: el amor. El único amor que identifico es el que alguna vez pudo sentir Black Mamba o quizás el que en algún momento temprano de sus vidas experimentaron los asesinos. Los asesinos también fueron niños y, antes de que algo se torciera irreparablemente, probablemente conociesen algún tipo de amor, hasta que las atrocidades de este mundo cruel y despiadado borraron de sus almas todo rastro de algo que se pudiese considerar como afecto o compasión.
Partiendo de la premisa de que todos los asesinos protagonistas entregaron sus almas a ese mismo odio que les robó la inocencia y la posibilidad de una vida pacífica, entonces sabemos que se nos introduce en el más oscuro de los submundos, en el reinado del Odio Supremo.
El Odio Supremo es una criatura extremadamente celosa y posesiva que no deja escapar a sus víctimas. Quien ha saboreado el Odio, nunca podrá salir de él.
Black Mamba cometió el error de intentarlo. De intentar escapar al Odio. Pero el Odio no descansó hasta encontrarla y darle la lección más dura que podría darle.
Sigo en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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