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Voto de Vivoleyendo:
8
Drama La joven Anna Holtz aspira a ser compositora, pero carece de medios. A pesar de todo, viaja a Viena, la capital mundial de la música. Estudia en el conservatorio y se las ingenia para trabajar con el mejor y más atrabiliario artista vivo: Ludwig van Beethoven. Cuando, improvisadamente, el escéptico genio la pone a prueba, Anna demuestra sus dotes para la música. El maestro decide entonces aceptarla como copista, comenzando así una ... [+]
2 de mayo de 2009
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los inconvenientes de ser un niño prodigio en los tiempos en que Austria era una de las más preeminentes cunas de la música, era que no te permitían tener infancia.
Ludwig van Beethoven, de orígenes humildes, tenía un padre que admiraba sin límites al gran monstruo de Wolfgang Amadeus Mozart. La música estaba presente en la familia del pequeño Ludwig, pero su padre no se conformaba con que el apellido de su estirpe se perdiese en la indiferencia de lo mediocre. Veía en su hijo a un nuevo Mozart.
Y esa obsesión marcó al pequeño de por vida.
Haciéndolo estudiar duramente, lo privó de una infancia corriente y se empeñó en presentarlo a personalidades influyentes. Incluso persisten rumores de que el mismo Mozart llegó a conocerlo, y que le auguró un brillante futuro, rumores que nunca han podido ser confirmados.
Pero, presionado o no, no cabía duda de que el talento del pequeño Beethoven era extraordinario. Dio con buenos maestros que supieron orientarlo y encauzar sus cualidades.
Y así, el joven compositor, de personalidad turbulenta y poco social, llegó a ser uno de los mayores genios de la historia de la música. Marcado por el estigma de su padre obsesionado y alcohólico, por la prematura muerte de su madre, por las dificultades familiares y económicas, por desengaños amorosos (sobre todo debidos a las diferencias de clase social) y por el irónico inconveniente que para un compositor supone la sordera (que empezó a padecer a temprana edad), Beethoven fue encerrándose en sí mismo y en las notas que sonaban sin cesar en su cabeza. Llevaba una existencia bastante solitaria generalmente, y austera. Le había sido asignada una pensión para que, a diferencia de Mozart, no acabase en la indigencia. Esos ingresos fijos le libraban de la pobreza, pero tampoco lo convertían en rico. Y, además, estaba su único heredero, su sobrino Carl van Beethoven, a quien él iba a legar sus escasas posesiones terrenales, y cuyo apellido ya había sido tocado por la inmortalidad.
El insigne compositor desarrolló un carácter cada vez más agrio y amargado. La directora cinematográfica Agniezska Holland le dio los rasgos de Ed Harris y lo confrontó, en los últimos años de su vida prolífica y atormentada, con una joven aspirante a compositora, encarnada por Diane Kruger.
En una época en la que está muy mal visto que las mujeres aspiren a ocupaciones que se consideran masculinas, la joven Anna Holtz, dotada con talento y pasión para la música y brillante copista de partituras, quiere demostrar al gran y curtido maestro que ella es tan capaz como cualquier hombre, y desea mostrarle sus progresos para que él la guíe por los pasos de la música.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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