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Comedia
Un bufón que trata de conseguir los favores de la reina con un afrodisíaco. Un médico que se enamora perdidamente de una oveja. Una mujer que sólo consigue excitarse en lugares públicos. Un absurdo programa de televisión sobre fetichismos. Un científico loco que crea un pecho gigantesco y monstruoso. Un espermatozoide aterrado ante su inminente salida al mundo exterior... A lo largo de siete capítulos, Woody Allen contesta a su manera ... [+]
21 de junio de 2011
21 de junio de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En mi escala particular no es de las comedias más brillantes del neoyorquino. Me entretiene durante un breve lapso y cosecha alguna sonrisa, aunque risas, pocas. Y casi todas ellas surgen en los episodios o cortos en los que Woody actúa, porque sus desternillantes golpes de humor concentrados en sus característicos diálogos son los que levantan todo el producto, pero éstos no se prodigan en exceso.
El bufón medieval que es mejor cómico cuando no está trabajando y que sueña con tirarse a la reina, el marido que descubre que a su mujer sólo la excita el sexo en lugares públicos, un friki que acaba enfrentándose a una teta gigante, un espermatozoide neurótico… Hay otros protagonistas de cortos que no se quedan muy atrás en cuanto a audacia, como Gene Wilder haciendo de médico enamorado de una oveja, o Lou Jacobi con una afición inconfesable. Pero como Woody, ninguno.
Cada episodio, salga o no Woody, tiene su retorcido giro siempre en torno al atrayente universo sexual, la subjetividad del erotismo, las tendencias e inclinaciones, las fantasías, las frustraciones, incluso las reacciones del organismo frente a estímulos de excitación…
Las respuestas a diversas preguntas sobre temas escabrosos encuentran excéntricas respuestas en siete cortometrajes ensamblados. Cada uno en su estilo, al final componen una llevadera comedia de disparates.
El bufón medieval que es mejor cómico cuando no está trabajando y que sueña con tirarse a la reina, el marido que descubre que a su mujer sólo la excita el sexo en lugares públicos, un friki que acaba enfrentándose a una teta gigante, un espermatozoide neurótico… Hay otros protagonistas de cortos que no se quedan muy atrás en cuanto a audacia, como Gene Wilder haciendo de médico enamorado de una oveja, o Lou Jacobi con una afición inconfesable. Pero como Woody, ninguno.
Cada episodio, salga o no Woody, tiene su retorcido giro siempre en torno al atrayente universo sexual, la subjetividad del erotismo, las tendencias e inclinaciones, las fantasías, las frustraciones, incluso las reacciones del organismo frente a estímulos de excitación…
Las respuestas a diversas preguntas sobre temas escabrosos encuentran excéntricas respuestas en siete cortometrajes ensamblados. Cada uno en su estilo, al final componen una llevadera comedia de disparates.