La película está muy bien armada, desde el principio uno se da cuenta que es una versión sobria y recatada sobre Jack el destripador, en donde la truculencia no es fin en sí mismo, sino que es un detalle más dentro de un interesante guión.

La cinta nos cuenta sobre grupos ocultos, sobre la diferencia de clases en Londres de 1880, sobre la corrupción del gobierno y también acerca de las miserias como la masonería, la prostitución y los atroces actos clandestinos.

En toda la narración se puede respirar una atmósfera muy conseguida, densa, lúgubre y tenebrosa, con algunas panorámicas de Londres que realmente te sumergen dentro de la película.
Todo el aspecto técnico está muy bien cuidado, y la película consigue unas atmósferas sórdidas, donde lo insano, lo morboso, truculento y la liviandad están a la orden del día.

Quiero referirme también a que la película tiene una trama bien elaborada, inteligente y que no cae en una reducción de contar las andanzas de un asesino serial más, sino que por el contrario, uno como espectador tiene que ir conjeturando y mucho para poder resolver el caso y entender el contexto político en que está envuelto.

Desde las actuaciones, como siempre, Johnny Depp regalando una interpretación contundente, dando vida a un detective con problemas de drogas que deberá ir atando cabos para lograr a desentrañar el meollo de la cuestión.
Heather Graham constituye un complemento correcto para encarnar a una prostituta que sabe demasiado y que es candidata a ser una víctima más.
Ian Holm, impactante. Me sorprendió su interpretación, convincente, engañosa y llena de misterio.

En fin, una aceptable alternativa donde se sugiere más de lo que se muestra, donde hay una historia detrás que revaloriza la cinta y por sobre todas las cosas, no se cae en un simplismo de violencia desmedida.