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España España · Cordoba
Voto de Yasumaro:
5
Terror. Thriller Hace setenta años, un fabricante de muñecas se enamoró de una bella mujer tan desesperadamente que construyó una muñeca a su imagen y semejanza. Pero cuando la mujer fue trágicamente asesinada, el fabricante de muñecas fue injustamente acusado del crimen y condenado a muerte. Justo antes de morir pudo ver a la muñeca prometiéndole con la mirada que su muerte sería vengada. De vuelta al presente, un grupo de jóvenes visita un apartado ... [+]
21 de marzo de 2010
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un miedo tan primigenio y prelógico como el que sentimos hacia los muñecos clamaba, a la fuerza, una apta representación en el cine de terror. Extraña, desde luego, la languidez de este subgénero, que si bien es explotado de soslayo por ciertas franquicias (Poltergeist, 1982) y directamente por otras (El muñeco diabólico, 1988), nunca llegó a caracterizar la esencia de lo terrorífico como en el film que nos ocupa.
Obviamente la idea de Tom Holland distaba mucho de lo que nos muestra Jeong Yong-Gi con su Doll Master. La posesión de un muñeco feo, de pelo alborotado y que para colmo amenaza con navajas o tijeras, es mucho menos explícita que la de una muñequita de porcelana impoluta, de rostro melancólico y vestuario hecho a medida. Ahí está el juego, ahí se explota la premisa, el pavor hacia los ojos vacíos por los que nos miran los muñecos que hemos tenido de pequeños.
No es casualidad que esta narración nos la traiga un oriental, máxime con la poderosa impronta animista y shintoista que aún impregna aquellos lares. Así, la excusa de que todo objeto inerte puede llegar a tener alma si se cree desmedidamente en ello es el "leitmotiv" principal de una narración básica y lineal, pero, que a su vez, regala imágenes poderosísimas que seguramente queden en la retina de los aficionados a las pelis de miedo.
Es cierto que la forma de actuación oriental, un tanto forzada para el ojo europeo, puede resultar contradictoria para los que no están acostumbrados al cine asiático, pero aquí podemos observar algunas escenas apasionadamente interpretadas. Prestad atención pues a la misteriosa artesana de muñecas en silla de ruedas y a la encantadora y bella Mina. Bravo por ellas.
El hilo argumental se va desarrollando ágilmente y no da lugar al estancamiento, aunque es cierto que algún despistado se podrá desorientar en ciertos momentos de la trama por la aparición de algunos personajes a priori descontextualizados.
Mención aparte merecen las bellas composiciones estéticas, la fotografía y los acertados encuadres y picados que deja ver la cinta, algo que por otra parte no es nuevo en el cine coreano o japonés.
Por todo ello y más no entiendo la baja nota que tiene "The Doll Master" una cinta que sin más pretensión que entretener, ofrece además, algunas escenas muy válidas y como decía, fotogramas preciosos. Por cierto, mucho más de lo que nos muestra el insípido y reiterativo cine americano.
Entonces qué...¿te atreves a jugar con ellas?
Yasumaro
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