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Voto de Teresa:
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6.6
56,996
Terror
Varios jóvenes de una pequeña localidad tienen habitualmente pesadillas en las que son perseguidos por un hombre deformado por el fuego y que usa un guante terminado en afiladas cuchillas. Algunos de ellos comienzan a ser asesinados mientras duermen por este ser que resulta ser Freddy Krueger, un hombre con un pasado abominable. (FILMAFFINITY)
18 de marzo de 2021
18 de marzo de 2021
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1984 Freddy Krueger salvó de la quiebra a la New Line Cinema, y es que pocos pudieron no sucumbir a la atracción del nuevo y carismático asesino en serie, que hizo que no nos sintiéramos seguros ni despiertos ni dormidos. Si te dormías, podías morir en medio de un sueño, rodeada del calor de las famosas calderas, escuchando las ironías de Krueger y su terrible guante con cuchillas chirriando por cualquier superficie que hiciese un horrible sonido para nuestros vírgenes oídos; pero si no dormías también podías morir; dice Nancy (Heather Langenkamp) a su novio Glen (Johnny Depp) que el record Guiness está en siete días, así que no debe preocuparse, sólo lleva cuatro sin pegar ojo. El prolífico director, Wes Craven, no siempre estuvo tan inspirado, nadie quiere recordar su versión de La Cosa del Pantano, por ejemplo, pero en general, su obra va a perdurar. Pesadilla en Elm Street nos trajo de vuelta los slasher oiginales, y cuando pensábamos que no podía salir nada nuevo nos regaló la fascinante Scream, donde se ríe de todas las normas del género, pero también, en parte, nos las impone como un culto. Craven se licenció en psicología, y sabemos que muchas de sus ideas le vienen de ahí. Su ópera prima fue The Last House On The Left (1972), bastante fuerte (ni siquiera el remake puede superar la crudeza de ese primer film); fue la censura a la que se vio sometida esta obra por lo que Craven decide reinventarse. Después de algunos años desaparecido, presentó su famosa Hills Have Eyes (1977), que fue, a pesar del tema, mejor aceptada. Pero con Pesadilla en Elm Street cambia de registro y de protagonistas. La historia crea angustia y es oscura, pero tiene un tono de humor que no podemos intuir en las anteriores películas. Krueger es un asesino contestón, se burla de sus víctimas, se cree gracioso (y en cierto modo lo es). La historia es de lo más original, incluso vista ahora.
Robert Englund, que ha hecho películas para dar y regalar, siempre será conocido por ser Freddy Krueger o por V, (serie que veía todos los fines de semana gracias a las reposiciones) y eso que tiene algún papel memorable a posteriori para añadir a la lista, como 2001 Maniacs (2005), en la que repite con la reina del grito de la época (Lin Shaye). Es curioso ver a Shaye en cualquier producción de terror que se precie, incluso saliendo tan solo cinco minutos, en este caso como profesora del instituto.
Heather Langenkam será la protagonista principal, no sólo de la primera, sino de todas las partes que siguieron a esta. La famosa Final Girl.
Destacar la banda sonora, que podríamos reconocer en cualquier momento y lugar, de la mano de Charles Bernstein. El Krueger que hemos conocido fue gracias a la intercesión del responsable de efectos especiales David B. Miller, al que la idea original de Craven le pareció demasiado espantosa (en su imaginario a nuestro asesino le sobresalían los dientes de la mandíbula o le supuraba pus de la cabeza). A Craven se le ocurrió esta historia por varios artículos que había leído sobre refugiados Jemeries, que tras huir del genocidio en Camboya empezaron a sufrir pesadillas terribles y se negaban a dormir, algunos murieron mientras dormían, lo que se llamó «el síndrome de la muerte asiática». Hay muchas curiosidades que han ido saliendo a la luz en diferentes entrevistas y documentales con los actores o con el director.
Robert Englund, que ha hecho películas para dar y regalar, siempre será conocido por ser Freddy Krueger o por V, (serie que veía todos los fines de semana gracias a las reposiciones) y eso que tiene algún papel memorable a posteriori para añadir a la lista, como 2001 Maniacs (2005), en la que repite con la reina del grito de la época (Lin Shaye). Es curioso ver a Shaye en cualquier producción de terror que se precie, incluso saliendo tan solo cinco minutos, en este caso como profesora del instituto.
Heather Langenkam será la protagonista principal, no sólo de la primera, sino de todas las partes que siguieron a esta. La famosa Final Girl.
Destacar la banda sonora, que podríamos reconocer en cualquier momento y lugar, de la mano de Charles Bernstein. El Krueger que hemos conocido fue gracias a la intercesión del responsable de efectos especiales David B. Miller, al que la idea original de Craven le pareció demasiado espantosa (en su imaginario a nuestro asesino le sobresalían los dientes de la mandíbula o le supuraba pus de la cabeza). A Craven se le ocurrió esta historia por varios artículos que había leído sobre refugiados Jemeries, que tras huir del genocidio en Camboya empezaron a sufrir pesadillas terribles y se negaban a dormir, algunos murieron mientras dormían, lo que se llamó «el síndrome de la muerte asiática». Hay muchas curiosidades que han ido saliendo a la luz en diferentes entrevistas y documentales con los actores o con el director.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Hoy nos parecería increíble que ninguna productora quisiera hacerse cargo de este proyecto, o que casi no la terminasen porque la misma se fue a la quiebra. No tendríamos en la mente las famosas escenas de la bañera, con las cuchillas de Fred saliendo de entre las piernas de Nancy mientras esta se da un baño intentando no quedarse dormida, o la de Johnny Depp, siendo literalmente engullido por su cama y saliendo un chorro de sangre como si fuera petróleo recién descubierto, sin olvidar las muertes de Tina (Amanda Wyss), que voló a base de golpes y arañazos sin que su novio pudiese hacer nada –ni entender lo que pasaba- y que más tarde moriría en la cárcel ahorcado por Krueger. Por último, la muerte de Marge (Ronee Blakley) siempre me recuerda a Tobe Hooper en Poltergeist (y la escena de la piscina).
Nancy rezó a Dios esa última noche, «Dios, protégeme, pero si muero…», en realidad Nancy nunca despertó. Pero bueno, ya sabemos cómo van las trilogías –y el resto- porque el mismo Craven se reiría años después de su propia ironía, ya que nunca estuvo de acuerdo con el resto de cintas que se rodaron, aunque no pudo evitar ser el productor de otras dos de las siete que hay, como tampoco pudo evitar ser productor en la serie Scream hasta su muerte.
Craven nos dejó un gran legado; algo inolvidable para los fans del slasher y nunca será olvidado.
Nancy rezó a Dios esa última noche, «Dios, protégeme, pero si muero…», en realidad Nancy nunca despertó. Pero bueno, ya sabemos cómo van las trilogías –y el resto- porque el mismo Craven se reiría años después de su propia ironía, ya que nunca estuvo de acuerdo con el resto de cintas que se rodaron, aunque no pudo evitar ser el productor de otras dos de las siete que hay, como tampoco pudo evitar ser productor en la serie Scream hasta su muerte.
Craven nos dejó un gran legado; algo inolvidable para los fans del slasher y nunca será olvidado.