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Voto de Gunnar Hansen:
4
Drama. Comedia Lester Burnham (Kevin Spacey), un cuarentón en crisis, cansado de su trabajo y de su mujer Carolyn (Annette Bening), despierta de su letargo cuando conoce a la atractiva amiga (Mena Suvari) de su hija (Thora Birch), a la que intentará impresionar a toda costa. (FILMAFFINITY)
16 de enero de 2009
87 de 158 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mucho se dijo y muy positivo acerca de American Beauty. Obra de arte, crítica y subversiva, original y única... Con tales precedentes, sentados desde las altas esferas de los sesudos críticos de cine y seguidos a pies juntillas por gran parte de los espectadores, quién soy yo, humilde mortal, para cuestionarlos. Y sin embargo y tras su visionado, no pude dejar de sentirme estafado ni deshacerme de esa sensación de mendacidaz que rodea toda la película. ¿Ataque visceral al "american way of life"? ¿Crítica y ácida? ¿Subversiva? Si lo anterior lo firmara Walt Disney o Bill Cosby, supongo que tendría cierto sentido, pero para un europeo criado en los patrones culturales y sociales del Viejo Continente, la película no deja de ser otra cinta con crítica autocomplaciente que Hollywood nos regala para demostrar lo críticos y abiertos de mente que pueden llegar a ser los tan menospreciados y conservadores norteamericanos. Y es que si reunir unos cuantos tópicos que demuestran que triste es el estilo de vida estadounidense, cuan vacío y superficial resulta no es ser, ni de lejos, subversivo ni radical. Si lo fuera, ¿qué calificativo reservaríamos entonces para creadores como Costa-Gavras, Ken Loach o el gran Todd Solondz? Seguramente, terroristas y se les aplicará el Patriot Act. Solo una secuencia de Happiness contiene más subversión que toda American Beauty.
Ojo, no digo que la película sea especialmente mala. Las actuaciones son acertadas, la realización y puesta en escena de Sam Mendes no están mal, y el guión de Alan Ball, siempre controvertido e interesante, tiene buenos momentos. Pero ya está. No es un ataque directo a nada, ni una mordaz y demoledora crítica. Solo ilustra algo consabido y, creo yo, que no necesita demostración: lo vacuo, banal, materialista e hipócrita del sistema social estadounidense, un sistema que, seamos realistas, se está exportando a todo el mundo, Europa incluida. Tal vez sea yo un ácrata sin perspectiva y esto sea lo máximo que se le puede pedir al cine norteamericano en cuanto a crítica social, pero lo que resulta innegable es que no estamos ante el atentado visual contra el "stablishment" que ciertos sectores (imagino conservadores) han querido ver en la obra. Para eso, ya hay autores con más mala baba y menos espíritu comercial que han convertido el cine en el medio de expresión de la disidencia y que Hollywood por ello nunca producirá y los críticos así como el público en general nunca alabarán. American Beauty no deja de ser parte del mainstream, un producto comercial realizado por y para norteamericanos. De ahí sus carencias.
Gunnar Hansen
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