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Ciencia ficción. Aventuras. Fantástico. Acción
Un año después de los eventos de "Los últimos Jedi", los restos de la Resistencia se enfrentarán una vez más a la Primera Orden, involucrando conflictos del pasado y del presente. Mientras tanto, el antiguo conflicto entre los Jedi y los Sith llegará a su clímax, lo que llevará a la saga de los Skywalker a un final definitivo. Final de la trilogía iniciada con "El despertar de la Fuerza". (FILMAFFINITY)
18 de febrero de 2020
18 de febrero de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante las Navidades de 2019/20, parecía más adecuado hablar de religión o política que de Star Wars en los grandes almuerzos y eventos. El fanatismo nostálgico y la osadía juvenil parecían chocar de forma irremediable ante el IX episodio de una franquicia histórica para el séptimo arte: Star Wars. El cierre de la nueva trilogía ha procurado contentar a todas las hinchadas... billete en primera clase para recibir abucheos de uno y otro bando.
J. J. Abrams se pone a los mandos. Tiene oficio y sabe ser espectacular en las escenas de acción, si bien se obsesiona demasiado con intentar dar marcha atrás en todo aquello que no gustó en "Los últimos Jedis". Sea como fuere, la historia de los personajes interpretados por Daisy Ridley (tiene fuerza, presencia y carisma) y Adam Driver (capaz de reflejar tormento, debilidad y fortaleza) engancha y es lo mejor de una saga irregular.
Probablemente, el principal problema es que más allá de la pareja protagonista tenemos la sensación de que muchas de las tramas secundarias podrían ser suprimidas sin que lo esencial del guión se alterase lo más mínimo. También se peca, sobre todo en esta ocasión, de que el cosmos parece un patio de colegio donde siempre tendremos algún vínculo con la primera persona que nos topemos.
Se resucita a un viejo archi-enemigo por aquel miedo de innovar. Los palos del episodio VIII al menos tuvieron la audacia de intentar lo novedoso, mientras que aquí hay un deseo excesivo de emular al "Episodio VI", si bien siempre se llevará la palma el calco exagerado que fue el VII de "Una nueva esperanza".
Más allá de eso se ve con agrado, máxime si hay una caja de palomitas al lado. Está hecha para disfrutar sin pensar en exceso y nada hay de malo en ello si se aceptan las reglas sin pretensiones.
J. J. Abrams se pone a los mandos. Tiene oficio y sabe ser espectacular en las escenas de acción, si bien se obsesiona demasiado con intentar dar marcha atrás en todo aquello que no gustó en "Los últimos Jedis". Sea como fuere, la historia de los personajes interpretados por Daisy Ridley (tiene fuerza, presencia y carisma) y Adam Driver (capaz de reflejar tormento, debilidad y fortaleza) engancha y es lo mejor de una saga irregular.
Probablemente, el principal problema es que más allá de la pareja protagonista tenemos la sensación de que muchas de las tramas secundarias podrían ser suprimidas sin que lo esencial del guión se alterase lo más mínimo. También se peca, sobre todo en esta ocasión, de que el cosmos parece un patio de colegio donde siempre tendremos algún vínculo con la primera persona que nos topemos.
Se resucita a un viejo archi-enemigo por aquel miedo de innovar. Los palos del episodio VIII al menos tuvieron la audacia de intentar lo novedoso, mientras que aquí hay un deseo excesivo de emular al "Episodio VI", si bien siempre se llevará la palma el calco exagerado que fue el VII de "Una nueva esperanza".
Más allá de eso se ve con agrado, máxime si hay una caja de palomitas al lado. Está hecha para disfrutar sin pensar en exceso y nada hay de malo en ello si se aceptan las reglas sin pretensiones.