Bille August dirige con buen gusto a un reparto excelente que sabe captar muy bien la atmósfera de la exigente "Los miserables", una de las grandes piezas literarias de Víctor Hugo. Con Liam Neeson como creíble y convincente protagonista (gran presencia), volvemos a sumergirnos en el turbulento París que cambiaba de siglo.

No lo hace solo, muy bien acompañado por un implacable Geoffrey Rush como Javert, aunque quizás, el desenlace de esta enemistad no queda del todo claro, más por la premura en la adaptación, que por falta de talento en dos actores soberbios. Asimismo, entre el elenco femenino, Uma Thurman sobresale desde el primer instante y que, aparte de musa de Tarantino, hablamos de una de las mejores actrices que han salido en los últimos tiempos.

Sin lugar a dudas, el trabajo de 1998, aparte de un correctísimo ejercicio de eclecticismo y buena puesta en escena, no aporta ninguna nueva perspectiva que nos permita hablar de "la definitiva", aunque, da la sensación de que las ricas páginas de la novela del XIX harán que, cada generación, tenga su versión de Jean Valjan y el universo que explora.

Correcta y sin alardes, dando eso sí, la desagradable sensación, de que hubo premura a la hora de acabar.