Resulta una necedad dudar del talento de Clint Eastwood para el cine. No solamente ha sido un actor portentoso, alguien capaz de asociar su imagen a un perfil heroico muy concreto, se ha destapado con los años como un director excelente, sobrio y eficaz. Sabe muchísimo del séptimo arte y es raro que un producto donde él se aliste no cumpla con los criterios de calidad de dirección de intérpretes, buena narración, diálogos cuidados, etc.

"El sargento de hierro" siempre me ha parecido una pieza muy menor dentro de su filmografía. Algunas personas se rasgarán las vestiduras, pero, más allá de cómo la rueda, tampoco estamos tan lejos de universos como "Cateto a babor" o "Recluta con niño". Una loa a las virtudes del mundo marcial que el cineasta eleva en un producto mil veces visto y que no aporta ninguna novedad.

Por supuesto, por más chusquero que sea este sargento, Eastwood tiene oficio y talento para llevarnos a empatizar con un protagonista que está a un mal día de convertirse en Punisher. Se acompaña de un reparto sobrio y eficaz, donde sobresale Marsha Mason, excelente actriz con mucho bagaje.

Opiniones muy respetables han querido ver que tras la apariencia hay un tono más derrotista y una reflexión profunda, pero siempre me termina pareciendo que "El sargento de hierro" es justo lo que promociona en el escaparate.