Lo primero de todo es reivindicar el precioso título original de este film, hubiera sido un acierto haberlo mantenido, y además es mucho más fiel al espíritu de la historia.
Entrando en lo que a la película se refiere, hay grandes aciertos y todo el glamour de ese Hollywood que ya no volverá. Hay historia, gran puesta en escena e impecables interpretaciones. Gable se mueve en la película y tiene un porte incomparable, se come la cámara, la elegancia de William Powell es legendaria, y Mirna Loy más allá de constituir un papel secundario, encarna un personaje determinante lleno de garra.
Película que se ve con agrado, y con una factura impecable con la firma inconfundible del gran David O Selznick.
No obstante si hay un pero, y es que entiendo que la historia a pesar de lo desgarradora que es se desarrolla sin gran conflicto ni tension, todo es en exceso lineal y todo parece encaminado a un determinado final, al que no se resiste ni la víctima. Aún así la conclusión resulta emotiva desde la contención y esta muy bien rodada.