Como saben estos coreanos rizar el rizo. Nunca sabes como pueden transcurrir los acontecimientos, por lo menos a medio plazo. Empiezas pensando que ésta será una versión asiática de películas donde una pareja se pierde y se encuentra con las personas equivocadas. Luego descubres que ni es una pareja, ni intentan venderte unos personajes felices e ideales. A veces los capullos también se meten en problemas sin haberlos buscado. Más tarde, la historia se transforma en un “bulying” de los más duro, hacia un personaje que ni siquiera era de los principales. Y tras más de una hora de un suspense terrible, todo estalla. El guión se acelera pero sin salirse de los raíles, en busca de un final justo e inmejorable. Cada personaje, recibirá lo merecido, donde el más malo de todos sufre un irónico destino, para que sepamos que quien la hace la paga, aunque sea años después.

Toda la película está rodeada de un humor negro, que conseguirá sacarte algunas risas culpables pero que completan el vacío de la primera hora. Cabe destacar, el terrible manejo del director a la hora de mantener el suspense.

La excesiva necesidad del azar le resta calidad al filme, pero ni un ápice de su capacidad de entretener y dejarte con la boca abierta.