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Voto de ww98:
9

Voto de ww98:
9
7.5
4,009
Drama
Historia de un matrimonio (Ilona y Lauri) cuya relación y dignidad son puestas a prueba por los duros golpes de la vida. La pareja no suele correr riesgos y vive en un modesto apartamento de alquiler. Pero Ilona (Kati Outinen) pierde su empleo como camarera en el restaurante Dubrovnik, en Helsinki. Por si esto fuera poco, acaba enterándose de que Lauri (Kari Väänänen) ya hace un mes que ha sido despedido de su trabajo como conductor de tranvía. (FILMAFFINITY) [+]
16 de diciembre de 2024
16 de diciembre de 2024
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La película Nubes pasajeras (1996) dirigida por Aki Kaurismäki, presenta un título tan poético como significativo. Las nubes, esas manifestaciones temporales de tormenta y penumbra, actúan como una metáfora del sufrimiento humano. Sin embargo, son pasajeras: siempre hay un horizonte donde el sol emerge, iluminando con una esperanza inesperada. Esta premisa central guía un relato que, aunque extraño, resulta profundamente conmovedor y universal.
Kaurismäki, en su característico minimalismo, construye una obra donde la desgracia humana se narra sin excesos melodramáticos. Los protagonistas, Ilona y Lauri, enfrentan el desempleo y la precariedad con una serenidad que contrasta con las turbulencias de su vida. Este contraste se acentúa en las interpretaciones de los actores, cuyas expresiones casi neutras crean una atmósfera de contención emocional que evita que el filme caiga en la autocompasión. En lugar de lágrimas, Kaurismäki ofrece una extraña mezcla de melancolía y humor seco. Es imposible no sonreír ante ciertos momentos inesperadamente cómicos, lo que confirma que la tragedia no es absoluta y que incluso en la adversidad se encuentra espacio para la ironía.
Un aspecto destacable es la universalidad de su temática. Aunque los protagonistas rondan los 40 años, la lucha por la supervivencia, la dignidad y el trabajo resuena en cualquier edad adulta. Como espectador de 26 años, uno puede identificarse con la búsqueda desesperada de estabilidad en un mundo que parece siempre exigir más. Kaurismäki refleja esta alienación moderna con un estilo que evita sermones y moralismos, pero que cala profundamente en la experiencia contemporánea. La pareja protagonista no solo representa a los individuos que luchan en silencio, sino a toda una sociedad atrapada en dinámicas laborales opresivas.
El mundo de Nubes pasajeras puede parecer sombrío, pero su mensaje final es luminoso. Al igual que las nubes, la adversidad no es eterna, y la capacidad humana de resistir y reconstruirse brilla como un rayo de sol entre tormentas. Una película que, bajo su aparente sencillez, esconde una profundidad que invita a reflexionar y, lo más importante, a seguir adelante.
Kaurismäki, en su característico minimalismo, construye una obra donde la desgracia humana se narra sin excesos melodramáticos. Los protagonistas, Ilona y Lauri, enfrentan el desempleo y la precariedad con una serenidad que contrasta con las turbulencias de su vida. Este contraste se acentúa en las interpretaciones de los actores, cuyas expresiones casi neutras crean una atmósfera de contención emocional que evita que el filme caiga en la autocompasión. En lugar de lágrimas, Kaurismäki ofrece una extraña mezcla de melancolía y humor seco. Es imposible no sonreír ante ciertos momentos inesperadamente cómicos, lo que confirma que la tragedia no es absoluta y que incluso en la adversidad se encuentra espacio para la ironía.
Un aspecto destacable es la universalidad de su temática. Aunque los protagonistas rondan los 40 años, la lucha por la supervivencia, la dignidad y el trabajo resuena en cualquier edad adulta. Como espectador de 26 años, uno puede identificarse con la búsqueda desesperada de estabilidad en un mundo que parece siempre exigir más. Kaurismäki refleja esta alienación moderna con un estilo que evita sermones y moralismos, pero que cala profundamente en la experiencia contemporánea. La pareja protagonista no solo representa a los individuos que luchan en silencio, sino a toda una sociedad atrapada en dinámicas laborales opresivas.
El mundo de Nubes pasajeras puede parecer sombrío, pero su mensaje final es luminoso. Al igual que las nubes, la adversidad no es eterna, y la capacidad humana de resistir y reconstruirse brilla como un rayo de sol entre tormentas. Una película que, bajo su aparente sencillez, esconde una profundidad que invita a reflexionar y, lo más importante, a seguir adelante.