La vida es bella, es un bonito cuento, lleno de sentimentalismo, que sabe explotar la lágrima fácil, y busca emocionar acudiendo a clichés históricos. La película ha alcanzado niveles de aceptación extraordinarios, y también ha sido muy premiada. Es una interesante producción italiana que rememora épocas pretéritas donde el cine italiano se codeaba con los mejores del mundo. Desde mi punto de vista, el análisis que se hace de los campos de concentración nazis es esperpéntico, tal vez demasiado. Roberto Benigni está sobreactuado casi toda la película. Sin embargo, es un film entretenido, aunque algo lacrimógeno.