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Voto de Jose_Lopez_5:
6

Voto de Jose_Lopez_5:
6
7.2
34,839
7 de septiembre de 2020
7 de septiembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace años leí en un foro que, en España, los títulos que se les endilgan a las películas extranjeras son mucho más explícitos que los originales, como si los españoles fuéramos bobos y necesitásemos información adicional. Es cierto. Es cierto lo primero y, hasta cierto punto, también lo segundo.
Porque yo entiendo que titular una película "Rip Van Winkle", por citar un ejemplo, es casi sinónimo de fracaso en España, al menos como estrategia de mercadotecnia, porque a ver quién conoce esa historia fuera de la cultura anglosajona.
Por otro lado, décadas de dictadura y encerramiento hicieron de España un país atrasado en todos los ámbitos, sin ser el cultural una excepción. Lo malo es que esta práctica ha sobrevivido hasta hoy día, por lo que continúa dando pie a títulos innecesarios, cuando no surrealistas. "El sargento de hierro" es otro de esos ejemplos con un título tan obvio que casi te revienta media película (véase spoiler 1).
Una película que, además, y curiosamente, casi todos recordamos como una comedia (o, al menos, con dosis de ella), aun cuando honestamente no tiene ni pizca de gracia. Como decían en Los Simpsons, esto es gracioso porque les pasa a otros. Porque tela la historia que hay detrás de cada personaje (véase spoiler 2).
A pesar de ello, y sin estar ni por asomo entre lo mejor de Eastwood, "El sargento de hierro" es eso que llaman una película icónica, de las que dejan huella en el recuerdo. En su guion abundan las frases lapidarias, la mayoría auténticos desbarres, algunas de las cuales son inolvidables. A ello, qué duda cabe, contribuyó el grandísimo trabajo del fallecido Constantino Romero, quien volvió a prestar su voz a Eastwood en una de esas interpretaciones contundentes como pocas. Estamos, por tanto, ante un trabajo cuya falta de diplomacia chocó en el peor momento posible con el ejército estadounidense, cuya hipocresía dio pie a un enfrentamiento con Eastwood que ya es mítico (véase spoiler 3).
Cualitativamente, la película es regulera porque, le quitas a Eastwood y sus machadas, y se derrumba. Porque, y esto no creo que lo dude nadie, la película se sostiene gracias a ese hombre y su absoluto adueñamiento de cada plano en el que aparece (véase spoiler 4), aun cuando el personaje sea pura fantasía (véase spoiler 5). El resto son un atajo de mentecatos que están ahí para hacer humor por contraste con su dureza granítica. Asimismo, el tercer acto, aunque contiene alguna que otra escena recordable, es, con diferencia, la menos convincente de sus partes (véase spoiler 6).
Tampoco es de recibo pasar por alto que esta cinta tiene la extraña cualidad de hacer repudiar el ejército y, a la vez, promocionarlo gracias a sus fanfarrias victoriosas y las inverosímiles relaciones que surgen entre los protagonistas (véase spoiler 7). Finalmente, goza de la sorprendente virtud de ser una de las poquísimas cintas potables protagonizadas por ese inútil que es Mario Van Peebles; pseudoactor negado hasta la médula que, con la vejez, parece haber aparcado la chulería.
En resumen, película bien conocida de la filmografía de Eastwood, la cual produjo y dirigió por y para su santa polla. Es de esas que, cuando te las encuentras en la televisión, te quedas a verla.
Porque yo entiendo que titular una película "Rip Van Winkle", por citar un ejemplo, es casi sinónimo de fracaso en España, al menos como estrategia de mercadotecnia, porque a ver quién conoce esa historia fuera de la cultura anglosajona.
Por otro lado, décadas de dictadura y encerramiento hicieron de España un país atrasado en todos los ámbitos, sin ser el cultural una excepción. Lo malo es que esta práctica ha sobrevivido hasta hoy día, por lo que continúa dando pie a títulos innecesarios, cuando no surrealistas. "El sargento de hierro" es otro de esos ejemplos con un título tan obvio que casi te revienta media película (véase spoiler 1).
Una película que, además, y curiosamente, casi todos recordamos como una comedia (o, al menos, con dosis de ella), aun cuando honestamente no tiene ni pizca de gracia. Como decían en Los Simpsons, esto es gracioso porque les pasa a otros. Porque tela la historia que hay detrás de cada personaje (véase spoiler 2).
A pesar de ello, y sin estar ni por asomo entre lo mejor de Eastwood, "El sargento de hierro" es eso que llaman una película icónica, de las que dejan huella en el recuerdo. En su guion abundan las frases lapidarias, la mayoría auténticos desbarres, algunas de las cuales son inolvidables. A ello, qué duda cabe, contribuyó el grandísimo trabajo del fallecido Constantino Romero, quien volvió a prestar su voz a Eastwood en una de esas interpretaciones contundentes como pocas. Estamos, por tanto, ante un trabajo cuya falta de diplomacia chocó en el peor momento posible con el ejército estadounidense, cuya hipocresía dio pie a un enfrentamiento con Eastwood que ya es mítico (véase spoiler 3).
Cualitativamente, la película es regulera porque, le quitas a Eastwood y sus machadas, y se derrumba. Porque, y esto no creo que lo dude nadie, la película se sostiene gracias a ese hombre y su absoluto adueñamiento de cada plano en el que aparece (véase spoiler 4), aun cuando el personaje sea pura fantasía (véase spoiler 5). El resto son un atajo de mentecatos que están ahí para hacer humor por contraste con su dureza granítica. Asimismo, el tercer acto, aunque contiene alguna que otra escena recordable, es, con diferencia, la menos convincente de sus partes (véase spoiler 6).
Tampoco es de recibo pasar por alto que esta cinta tiene la extraña cualidad de hacer repudiar el ejército y, a la vez, promocionarlo gracias a sus fanfarrias victoriosas y las inverosímiles relaciones que surgen entre los protagonistas (véase spoiler 7). Finalmente, goza de la sorprendente virtud de ser una de las poquísimas cintas potables protagonizadas por ese inútil que es Mario Van Peebles; pseudoactor negado hasta la médula que, con la vejez, parece haber aparcado la chulería.
En resumen, película bien conocida de la filmografía de Eastwood, la cual produjo y dirigió por y para su santa polla. Es de esas que, cuando te las encuentras en la televisión, te quedas a verla.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
1) Dudo que "Heartbreak Ridge" le diga algo a alguien, salvo a quienes hayan estudiado la Guerra de Corea.
2) El sargento de artillería Highway es un desgraciado autodestructivo. En lo profesional es un oficial condecorado próxima al retiro, con una mentalidad antidiluviana, adamantino, expulsado de su antigua unidad por zurrar a un superior, insubordinado a rabiar y con un concepto del ejército como si fuera su patio de recreo particular.
En lo personal, es un divorciado al que no soporta nadie, medio alcoholizado, casi arruinado, bronquista y con una exmujer que lo detesta. A su lado, una unidad de perdedores natos, vagos, matones, cuentistas y chulos con menos futuro que un político en una clase de ética. Y, ¿qué decir de ese soldado sin dinero y con una familia a la que mantener, que casi bordea la deserción?
3) Si es tan vago como para no consultar la Wikipedia o IMDB, se lo resumo. En un principio el ejército de tierra no quiso tener nada que ver con ella. La imagen que se ofrecía del mundo castrense se consideraba desfasada, arcaica y ajena a lo que por entonces se pretendía vender desde esa institución, por lo que la película no contó con su apoyo. Tras algunas negociaciones con el cuerpo de marines en las que Eastwood les vendió la moto, éste aceptó participar... aunque pronto se arrepintieron tras ver el primer montaje. Eso explica que el protagonista formase parte de ese cuerpo. Y de las mujeres ni hablemos. Si quiere que a una feminista se le adelante la menstruación, invítela a ver esta cinta. Sangrará hasta por los lagrimales.
4) Productor y director, por si alguien lo ha olvidado.
5) "El sargento de hierro" es una de esas películas cuyo guion no supera un análisis serio. No es creíble la relación que surge entre su exmujer y él, máxime cuando se da a entender que su matrimonio fue un infierno; su afición a la lectura de revistas femeninas es paródico hasta lo chirriante; sus formas e insubordinaciones para con sus superiores son tan inaceptables como las que mantiene con sus hombres; y sus problemas legales son tan graves que es un hazmerreír. En general su autodestructividad hacen de él un personaje insostenible.
6) La guerra de mentirijilla que se montan chirría por todas partes, por mucho que estuviera basada en la invasión real de la isla de Granada. Le falta chicha para hacernos creer que es una situación de auténtico peligro, por mucho tiro, mucho muerto e, incluso, una baja propia que metieran en el guion. Queda como una especie de añadido extraño con el que demostrar que los insubordinados que odiaban a su superior ahora lo quieren como a un padre.
7) El ejército es, a la vez, hogar de fachas e inútiles. De hijos de puta y tipos paternales. Es el lugar en donde te tratan como una mierda pero, a la vez, te haces un hombre.
Aunque coincido en que la disciplina es fundamental para triunfar en cualquier aspecto de la vida, el ensalzamiento que se hace de la idea de que la violencia te hace mejor persona lo mismo no es lo más inteligente. A pesar de todo, hay casos mucho peores. Al menos esto no parece una fábrica de psicópatas.
2) El sargento de artillería Highway es un desgraciado autodestructivo. En lo profesional es un oficial condecorado próxima al retiro, con una mentalidad antidiluviana, adamantino, expulsado de su antigua unidad por zurrar a un superior, insubordinado a rabiar y con un concepto del ejército como si fuera su patio de recreo particular.
En lo personal, es un divorciado al que no soporta nadie, medio alcoholizado, casi arruinado, bronquista y con una exmujer que lo detesta. A su lado, una unidad de perdedores natos, vagos, matones, cuentistas y chulos con menos futuro que un político en una clase de ética. Y, ¿qué decir de ese soldado sin dinero y con una familia a la que mantener, que casi bordea la deserción?
3) Si es tan vago como para no consultar la Wikipedia o IMDB, se lo resumo. En un principio el ejército de tierra no quiso tener nada que ver con ella. La imagen que se ofrecía del mundo castrense se consideraba desfasada, arcaica y ajena a lo que por entonces se pretendía vender desde esa institución, por lo que la película no contó con su apoyo. Tras algunas negociaciones con el cuerpo de marines en las que Eastwood les vendió la moto, éste aceptó participar... aunque pronto se arrepintieron tras ver el primer montaje. Eso explica que el protagonista formase parte de ese cuerpo. Y de las mujeres ni hablemos. Si quiere que a una feminista se le adelante la menstruación, invítela a ver esta cinta. Sangrará hasta por los lagrimales.
4) Productor y director, por si alguien lo ha olvidado.
5) "El sargento de hierro" es una de esas películas cuyo guion no supera un análisis serio. No es creíble la relación que surge entre su exmujer y él, máxime cuando se da a entender que su matrimonio fue un infierno; su afición a la lectura de revistas femeninas es paródico hasta lo chirriante; sus formas e insubordinaciones para con sus superiores son tan inaceptables como las que mantiene con sus hombres; y sus problemas legales son tan graves que es un hazmerreír. En general su autodestructividad hacen de él un personaje insostenible.
6) La guerra de mentirijilla que se montan chirría por todas partes, por mucho que estuviera basada en la invasión real de la isla de Granada. Le falta chicha para hacernos creer que es una situación de auténtico peligro, por mucho tiro, mucho muerto e, incluso, una baja propia que metieran en el guion. Queda como una especie de añadido extraño con el que demostrar que los insubordinados que odiaban a su superior ahora lo quieren como a un padre.
7) El ejército es, a la vez, hogar de fachas e inútiles. De hijos de puta y tipos paternales. Es el lugar en donde te tratan como una mierda pero, a la vez, te haces un hombre.
Aunque coincido en que la disciplina es fundamental para triunfar en cualquier aspecto de la vida, el ensalzamiento que se hace de la idea de que la violencia te hace mejor persona lo mismo no es lo más inteligente. A pesar de todo, hay casos mucho peores. Al menos esto no parece una fábrica de psicópatas.