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6.7
23,252
Terror. Comedia
Un científico descubre en Skull Island un ejemplar muy extraño de mono rata al que acompaña una terrible maldición, según los nativos. El ejemplar es trasladado a Nueva Zelanda para su estudio. Por otra parte, Lionel es un joven que vive con su insoportable madre, que no aprueba la relación que acaba de comenzar con Paquita, la hija del tendero. Cuando los dos enamorados realizan una visita al zoológico, ella les vigila en secreto, y ... [+]
6 de enero de 2022
6 de enero de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueve años antes de que estrenase "El señor de los anillos: la comunidad del anillo" (2001), un año antes de que fundase la compañía neozelandesa de efectos especiales Weta, y veintinueve años antes de venderla por casi $1000 millones de euros a Unity, Peter Jackson se descolgó con el que fue su tercer largometraje. Y lo hizo hincándole el diente al cine gore.
Corría el año 92, y Jackson estrenó una cinta cuyo traducción al español del título debemos a su protagonista española, Diana Peñalver (véase spoiler 1). Un trabajo transgresor que pronto se convirtió en el favorito de los adolescentes de entonces, quienes quedaban en casa de algún amigo para alquilarlo en el videoclub y verlo. Una especie de rito grupal que permitía marcar diferencias con los adultos en una edad en la que, por supuesto, muchos quieren poner tierra de por medio con sus padres.
Porque "Tu madre se ha comido a mi perro" (1992) fue el desmadre absoluto de Jackson y su mujer, colaboradora desde el que fuera su segundo proyecto, "El delirante mundo de los Feebles" (1989). No en vano, si "Mal gusto" (1987) ya tenía una buena dosis de desmembramientos, gente descuartizada y sangre, esta otra fue el equivalente a tirarse de cabeza a la piscina. Una llena de sangre, vísceras y piel batidos con una Bapitaurus oxidada y un motor que girase mal.
Un detalle importante a resaltar es que estamos ante una película que, dentro del submundo gore, está muy bien considerada, orillando incluso el culto. No digo que sea su máximo exponente (tampoco quiero saberlo), pero a buen seguro que ocupa alguno de los primeros puestos. En consecuencia cultiva excelentes opiniones entre los aficionados. Ahora bien, si se le quita el rollo gore, es fácil dejarla desnuda de virtudes, pues carece de valor alguno.
Así, la realidad es que los actores no valen un duro (lo siento por Peñalver, que es adorable, pero me temo que es así), la historia es una chorrada y los diálogos son mero relleno. Porque, no nos engañemos, quienes ven este tipo de películas no lo hacen para escuchar las conversaciones, ni para disfrutar con la fotografía o las brillantes interpretaciones del personal. Lo único que les importa es la siguiente barrabasada que el director hará con la anatomía humana.
En resumen, una película mítica dentro de su inframundo. Es mala a rabiar, pero parodia el cine gore con tanta intensidad que horada la caricatura para ser un delirio febril. Le digo lo mismo que con "Mal gusto" (1987): si no le gusta este tipo de cine, evítela.
Corría el año 92, y Jackson estrenó una cinta cuyo traducción al español del título debemos a su protagonista española, Diana Peñalver (véase spoiler 1). Un trabajo transgresor que pronto se convirtió en el favorito de los adolescentes de entonces, quienes quedaban en casa de algún amigo para alquilarlo en el videoclub y verlo. Una especie de rito grupal que permitía marcar diferencias con los adultos en una edad en la que, por supuesto, muchos quieren poner tierra de por medio con sus padres.
Porque "Tu madre se ha comido a mi perro" (1992) fue el desmadre absoluto de Jackson y su mujer, colaboradora desde el que fuera su segundo proyecto, "El delirante mundo de los Feebles" (1989). No en vano, si "Mal gusto" (1987) ya tenía una buena dosis de desmembramientos, gente descuartizada y sangre, esta otra fue el equivalente a tirarse de cabeza a la piscina. Una llena de sangre, vísceras y piel batidos con una Bapitaurus oxidada y un motor que girase mal.
Un detalle importante a resaltar es que estamos ante una película que, dentro del submundo gore, está muy bien considerada, orillando incluso el culto. No digo que sea su máximo exponente (tampoco quiero saberlo), pero a buen seguro que ocupa alguno de los primeros puestos. En consecuencia cultiva excelentes opiniones entre los aficionados. Ahora bien, si se le quita el rollo gore, es fácil dejarla desnuda de virtudes, pues carece de valor alguno.
Así, la realidad es que los actores no valen un duro (lo siento por Peñalver, que es adorable, pero me temo que es así), la historia es una chorrada y los diálogos son mero relleno. Porque, no nos engañemos, quienes ven este tipo de películas no lo hacen para escuchar las conversaciones, ni para disfrutar con la fotografía o las brillantes interpretaciones del personal. Lo único que les importa es la siguiente barrabasada que el director hará con la anatomía humana.
En resumen, una película mítica dentro de su inframundo. Es mala a rabiar, pero parodia el cine gore con tanta intensidad que horada la caricatura para ser un delirio febril. Le digo lo mismo que con "Mal gusto" (1987): si no le gusta este tipo de cine, evítela.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
1º) Existe un vídeo en Youtube titulado "Entrevista en EXCLUSIVA a Diana Peñalver protagonista de Braindead", con fecha 23 de febrero de 2016, en donde esta actriz rememora su experiencia trabajando con Peter Jackson. La entrevista es simpática y Diana demuestra ser una persona encantadora. Allí se explica que fue ella quien sugirió el título en español, pues es una de las frases de su personaje.