Ganadora del Oscar a la mejor película extranjera (y eso que competía con trabajos tan notables como la canadiense Incendies), En un mundo mejor es un drama que plantea muchas preguntas (¿se puede contrarrestar la violencia con más violencia?, ¿es loable no ayudar a alguien cuyas acciones no pueden ser más abominables?...), todas ellas de gran interés.

Su acción se desarrolla en dos escenarios bien distintos: África y Dinamarca. En el primero conocemos a Anton (Mikael Persbrandt), quien asiste como médico en un refugio donde suele lidiar con embarazadas que han sido brutalmente mutiladas. En el segundo vemos cómo Elias (Markus Rygaard), el hijo de Anton, sufre terribles vejaciones por parte de otros compañeros de clase.

Válida y valiente, la película de Sussane Bier cuenta con un plantel de intérpretes entregados a sus personajes y con una historia necesaria cuyas buenas intenciones no me atrevo a poner en duda. Si bien, lo cierto es que Bier presenta una serie de problemas sin ahondar de pleno en ellos o plantear soluciones. Pero, ¿acaso las hay?