Viernes 13 es una de las sagas de terror más longevas y su asesino principal, así como su máscara de hockey, uno de los más representativos dentro del género. Curiosamente, no será en esta primera película en la que le veamos lucir tan peculiar atuendo. La historia está protagonizada por un puñado de jovenzuelos que se trasladan hasta un campamento cerrado con el fin de rehabilitarlo y, de paso, divertirse. Sin embargo, un asesino anda por el lugar con la nada sana intención de liquidarlos a todos.

Tomando ejemplo de películas como La noche de Halloween (Halloween), y contando con un bajísimo presupuesto, Viernes 13 no hizo sino confirmar las bases sobre las que se asienta el slasher, o lo que es lo mismo, aquellas películas de terror en las que un asesino en serie (a ser posible enmascarado) se dedica a matar a todos aquellos que se cruzan en su camino.

Una de las grandes bazas de la película radica en la labor de Tom Savini, encargado del maquillaje y persona muy reputada por sus trabajos dentro del género. Y es que resulta fundamental en este tipo de producciones que las muertes (y todo lo que las rodea) sean visualmente impactantes, de ahí la responsabilidad de Savini. Poco importa que las interpretaciones sean mediocres o que algunas resoluciones carezcan de lógica, sólo se necesitan unas buenas dosis de sangre, un puñado de sustos y un asesino con carisma. A pesar de su pobre acabado (y otros tantos defectos), Viernes 13 cuenta con todo lo expuesto.