Soderbergh y Clooney son los principales impulsores de este remake de la película de Andrei Tarkovsky, clásico de la ciencia ficción adulta. Y resalto lo de adulta porque Solaris funciona bastante mejor como película existencialista (en la que sus personajes debaten sobre el sentido de la vida y la finalidad de la misma) que como película de ciencia ficción propiamente dicha. Clooney interpreta a Chris Kelvin, un psicólogo destinado a una base espacial situada junto al planeta Solaris ya que su tripulación parece estar fuera de control. Chris se dirige allí con la misión de comprobar lo que está sucediendo, pero no sabe que lo que se va a encontrar le supera…

Resumir Solaris es tan complicado como irresponsable contar más de la cuenta sobre su argumento, puesto que en el mismo radica el mayor encanto de la película. Habría que destacar también el magnífico uso de la fotografía y su habilidad para diferenciar las escenas que tienen lugar en la Tierra con las espaciales, en las primeras se decantan por la utilización de colores marrones (colores tierra, claro), mientras que en las segundas usa colores fríos, con predominio de tonos azulados, todo ello adornado por una buena dirección artística y una banda sonora muy adecuada. Otro de los puntos de interés de la película habría que buscarlo en las interpretaciones, especialmente en unos contenidos y eficaces Clooney y McElhone, no así un irritante Jeremy Davies, por mucho que lo requiera su papel. Mientras, Soderbergh realiza una eficiente (aunque excesivamente pausada en algunos pasajes) labor, haciendo hincapié en el tono romántico del relato pero resultando algo frío en el proceso.

Es una pena que el mensaje de la película haya quedado tan diluido y que muchos espectadores se hayan sentido estafados por no encontrar en ella ni la típica película de amor ni una fantasía espacial al uso. Del mismo modo sería reprobable la publicidad recibida por la misma debido al desnudo de su protagonista, tiene gracia que la película sea más conocida por ser aquella en la que Clooney muestra el trasero que por sus muchas cualidades cinematográficas. Y es que Solaris propone una historia que se debate entre la ciencia y la fantasía, dejando en el aire muchas preguntas y proponiendo cuestiones existenciales. A pesar de ello no todo el mundo será capaz de entrar en su juego, muchos ni se esforzarán, pero la película supone un interesante reto, mezcla de cine comercial (el eje de la película es el romance, atípico, pero romance al fin y al cabo) y cine experimental o existencialista.