¿Quién no tiene un sueño en la niñez o adolescencia con su grupo de amigos? 10 años después prácticamente todos suelen ser bonitos recuerdos del pasado que nunca se llevaron a cabo. Los protagonistas de la película sin embargo, algo más “viejos” y en algunos casos más gordos, siguen empeñados en rodar una película, una obra maestra. Paralelamente en el tiempo y compartiendo ciudad, una guerra entre clanes yakuzas. Ambas tramas están claramente destinadas a encontrarse.

El único “pero” que se le puede poner a la película es algo de lo que pecan muchas veces los nipones como la reiteración de conceptos, que se emocionen y pierdan un poco el norte o como se dice coloquialmente “se les vaya la piña” y que el más que evidente encuentro de tramas se hace demasiado esperar. Aún así sus excesos son parte de su encanto y el tiempo que dedica al clímax final resulta más que suficiente. Delirio, gritos de sangre, puntazos hilarantes. Un festival gore con una extraña mezcla de Kill Bill y Super 8 que resulta más que disfrutable.

Nota: 6'5