Durante la década de los noventa proliferó dentro de la ciencia-ficción una serie de películas que tenían la realidad virtual como tema recurrente. La proximidad del nuevo milenio y los adelantos tecnológicos se prestaba al auge del Cyberpunk, por lo que en las carteleras pasaron títulos como “Virtuosity” (1995) o “Johnny Mnemonic” (1995) hasta la obra cumbre que, de alguna forma, dio colofón a este subgénero: “Matrix” (1999). Una de las más tempranas (amén de “Tron”, 1982) fue “El cortador de césped”, adaptación libre de un relato corto de Stephen King.

El filme de Brett Leonard es de esos que tiene pinta de convencional, y más con lo rápido que envejecen este tipo de películas, pero lo cierto es que sigue teniendo mucho interés en cuanto a la forma que está planteado: un científico experto en realidad virtual (Pierce Brosnan) desarrolla un proyecto con el que pretende incrementar exponencialmente la inteligencia en los simios. Después de un accidente por el que le retiran el proyecto, sigue obsesionado y continua a escondidas pero esta vez experimentando con un ser humano: Jobe (Jeff Fahey), un deficiente mental que corta el césped de los vecinos.

La película cuenta con una variedad de efectos especiales que resultan adecuados para 1992, aunque no consiguen el refinamiento que alcanzaron con “Terminator 2” (1991) aunque sean de la misma época. A pesar de ello, resultan vistosos, aunque ya anticuados después de veinticuatro años de su estreno. Pero lo que más destaca de la cinta es la extraordinaria evolución del personaje de Fahey, que va desde un ser inocente y retrasado hacia una inteligencia prodigiosa, por lo que aparece el inevitable complejo de Frankenstein. Se construye así un relato oscuro, una distopía científica que refleja de alguna forma ese miedo a lo desconocido, a lo que habrá en esos mundos virtuales que la ciencia construye a pasos agigantados (y que luego el tiempo ha demostrado que eran castillos en el aire). Es un temor que Leonard transmite muy bien en el minuto final, tan genial como inquietante.

Dentro del elenco, tenemos a Pierce Brosnan tres años antes de ser James Bond, pero la interpretación de Fahey es más destacable y quizás la más notable de su carrera. Para ser un actor meramente televisivo, este papel le valió cierto reconocimiento que no se tradujo en mejores películas, pero de alguna forma se ha estado manteniendo a base de apariciones esporádicas en series como “Lost”.

“El cortador de césped” es, dentro de esos futuros pesimistas que nos trae el Cyberpunk, una de las películas de las que mejor recuerdo tengo. Recomendable.