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8

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8.1
90,902
Thriller. Intriga. Drama
Benjamín Espósito es oficial de un Juzgado de Instrucción de Buenos Aires recién retirado. Obsesionado por un brutal asesinato ocurrido veinticinco años antes, en 1974, decide escribir una novela sobre el caso, del cual fue testigo y protagonista. Reviviendo el pasado, viene también a su memoria el recuerdo de una mujer, a quien ha amado en silencio durante todos esos años. (FILMAFFINITY)
20 de agosto de 2015
20 de agosto de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magistral filme del argentino Juan José Campanella que se ha llevado innumerables premios a lo largo y ancho del planeta, todos ellos merecidos, incluido el Oscar a la mejor película de habla no inglesa.
“El secreto de sus ojos” es difícil de resumir, pues cualquier sinopsis medianamente bien hecha no le haría justicia suficiente. La trama se construye en base a un asesinato, cometido en plena dictadura argentina, con el que Benjamín Espósito (Ricardo Darín), funcionario de un Juzgado de Instrucción, se obsesiona hasta el punto de que, una vez jubilado, decide escribir una novela sobre el caso y sus vivencias. Esto es todo lo que se puede resumir de este portento cinematográfico, pues todo lo que queda por decir hay que sentirlo, hay que verlo.
La obra respira cine por los cuatro costados, por cada cuidado fotograma, cada palabra del guion, cada toma desenfocada, cada primerísimo plano. Es un thriller neo-noir con sabor a viejo clásico, profundo y de gran calado, en el que uno queda atrapado inevitablemente en su historia y sus personajes, todos ellos desarrollados de forma magistral, y presentados con sus virtudes y sus numerosos defectos, capaces de asombrarse ante las revelaciones del caso, de llorar de impotencia, de gritar de rabia, o de mantener guardado en lo más profundo un amor que ha esperado su regreso durante demasiado tiempo.
Campanella dispone todas las fichas y atrapa al espectador en una experiencia sublime, con sabor añejo y a la vez innovador, y saca del arte de hacer cine lo mejor que es capaz de ofrecer. Se trata de un compendio de sensaciones variadas, y las palabras, por muy bellas que sean, estarán siempre de más. Hay que rendirse ante esta obra, dejar que penetre dentro del cerebro y del corazón, y dejarse llevar por cada toma, algunas de ellas magistrales y harto complejas, como el impresionante plano-secuencia en el estadio del Racing de Avellaneda. Unos minutos así le vuelven a hacer creer en el cine moderno a cualquiera que lo haya dado por perdido.
Los personajes emanan una profundidad y complejidad notables, gracias al espléndido trabajo del reparto. Ricardo Darín, Soledad Villamil y Guillermo Francella, los tres protagonistas, llevan la carga de la historia y consiguen con asombrosa facilidad hacernos creer sus papeles.
En definitiva, “El secreto de sus ojos” no es cualquier filme. Es una celebración del arte de contar una buena historia, darle un formato inigualable, y recuperar algo de nuestra saturada capacidad de asombro. Una gran ovación para Campanella, otra más de todas las que ya ha recibido, para una película imprescindible.
“El secreto de sus ojos” es difícil de resumir, pues cualquier sinopsis medianamente bien hecha no le haría justicia suficiente. La trama se construye en base a un asesinato, cometido en plena dictadura argentina, con el que Benjamín Espósito (Ricardo Darín), funcionario de un Juzgado de Instrucción, se obsesiona hasta el punto de que, una vez jubilado, decide escribir una novela sobre el caso y sus vivencias. Esto es todo lo que se puede resumir de este portento cinematográfico, pues todo lo que queda por decir hay que sentirlo, hay que verlo.
La obra respira cine por los cuatro costados, por cada cuidado fotograma, cada palabra del guion, cada toma desenfocada, cada primerísimo plano. Es un thriller neo-noir con sabor a viejo clásico, profundo y de gran calado, en el que uno queda atrapado inevitablemente en su historia y sus personajes, todos ellos desarrollados de forma magistral, y presentados con sus virtudes y sus numerosos defectos, capaces de asombrarse ante las revelaciones del caso, de llorar de impotencia, de gritar de rabia, o de mantener guardado en lo más profundo un amor que ha esperado su regreso durante demasiado tiempo.
Campanella dispone todas las fichas y atrapa al espectador en una experiencia sublime, con sabor añejo y a la vez innovador, y saca del arte de hacer cine lo mejor que es capaz de ofrecer. Se trata de un compendio de sensaciones variadas, y las palabras, por muy bellas que sean, estarán siempre de más. Hay que rendirse ante esta obra, dejar que penetre dentro del cerebro y del corazón, y dejarse llevar por cada toma, algunas de ellas magistrales y harto complejas, como el impresionante plano-secuencia en el estadio del Racing de Avellaneda. Unos minutos así le vuelven a hacer creer en el cine moderno a cualquiera que lo haya dado por perdido.
Los personajes emanan una profundidad y complejidad notables, gracias al espléndido trabajo del reparto. Ricardo Darín, Soledad Villamil y Guillermo Francella, los tres protagonistas, llevan la carga de la historia y consiguen con asombrosa facilidad hacernos creer sus papeles.
En definitiva, “El secreto de sus ojos” no es cualquier filme. Es una celebración del arte de contar una buena historia, darle un formato inigualable, y recuperar algo de nuestra saturada capacidad de asombro. Una gran ovación para Campanella, otra más de todas las que ya ha recibido, para una película imprescindible.