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Terror
Varios jóvenes de una pequeña localidad tienen habitualmente pesadillas en las que son perseguidos por un hombre deformado por el fuego y que usa un guante terminado en afiladas cuchillas. Algunos de ellos comienzan a ser asesinados mientras duermen por este ser que resulta ser Freddy Krueger, un hombre con un pasado abominable. (FILMAFFINITY)
13 de noviembre de 2013
13 de noviembre de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1984 nació, de la mano del inigualable maestro del terror adolescente, un personaje que iba a suponer un punto de inflexión en el género de terror. Un personaje que sobrevivió por encima de sus patéticas secuelas hasta llegar al día de hoy con el mismo frescor asesino y despiadado que mostró en esta “Pesadilla en Elm Street”. Un personaje de sobra conocido por todos, inmortalizado por Robert Englund: Freddy Krueger.
Wes Craven sentó las bases del cine de terror venidero con su historia de un sádico asesino paranormal, que reside en un mundo en el que todos estamos indefensos, el de los sueños. Freddy se esconde en los rincones de nuestros miedos más profundos y viscerales, rascando sus cuchillas afiladas contra las vallas, automutilándose para su goce y nuestro horror… El peor habitante del reinado de la noche, esperando a que nos durmamos para jugar a su macabro juego, persiguiéndonos y cazándonos para que no volvamos a despertar nunca más. Según sus propias y oscuras palabras, en la irrealidad de lo más hondo de nuestro subconsciente, “yo… soy Dios”.
El filme recoge influencias de John Carpenter y del cine “slasher” popularizado por “La matanza de Texas” (1974) de otro maestro del terror como Tobe Hooper. Craven se vale además de la leyenda urbana del “hombre del saco” y la usa hasta el extremo inverso: ya no te lleva si no te duermes, sino al contrario. La ambientación onírica y la atmósfera opresiva que se respira en todo el metraje, unido a una acertadísima selección de escenas de contenido “gore” rodadas con un delicioso tono de humor negro, hacen de “Pesadilla en Elm Street” una de las películas más conocidas y más aplaudidas en la historia del cine de género. A pesar de su simpleza narrativa, es su elaborado aspecto visual y lo acertado de su personaje lo que ha encumbrado esta obra al Olimpo del terror, y ha hecho de Freddy Krueger, con su jersey a rayas negras y rojas, su sombrero y su guante con cuchillas, todo un icono universal.
En cuanto al reparto, Heather Langenkamp hizo su debut con su papel de adolescente tierna pero con carácter que se atrevió a enfrentarse a Freddy, lo cual le valió un encasillamiento en el género del que apenas ha salido en toda su filmografía posterior. Otro debut fue el de Johnny Depp, futura superestrella de Hollywood que aquí tuvo un papel casi anecdótico. Y ya por último, el gran Robert Englund dando vida inmortal a Freddy Krueger, después de ser conocido también por ser el “lagarto bueno” de la serie de televisión “V” (1983).
Imprescindible.
Wes Craven sentó las bases del cine de terror venidero con su historia de un sádico asesino paranormal, que reside en un mundo en el que todos estamos indefensos, el de los sueños. Freddy se esconde en los rincones de nuestros miedos más profundos y viscerales, rascando sus cuchillas afiladas contra las vallas, automutilándose para su goce y nuestro horror… El peor habitante del reinado de la noche, esperando a que nos durmamos para jugar a su macabro juego, persiguiéndonos y cazándonos para que no volvamos a despertar nunca más. Según sus propias y oscuras palabras, en la irrealidad de lo más hondo de nuestro subconsciente, “yo… soy Dios”.
El filme recoge influencias de John Carpenter y del cine “slasher” popularizado por “La matanza de Texas” (1974) de otro maestro del terror como Tobe Hooper. Craven se vale además de la leyenda urbana del “hombre del saco” y la usa hasta el extremo inverso: ya no te lleva si no te duermes, sino al contrario. La ambientación onírica y la atmósfera opresiva que se respira en todo el metraje, unido a una acertadísima selección de escenas de contenido “gore” rodadas con un delicioso tono de humor negro, hacen de “Pesadilla en Elm Street” una de las películas más conocidas y más aplaudidas en la historia del cine de género. A pesar de su simpleza narrativa, es su elaborado aspecto visual y lo acertado de su personaje lo que ha encumbrado esta obra al Olimpo del terror, y ha hecho de Freddy Krueger, con su jersey a rayas negras y rojas, su sombrero y su guante con cuchillas, todo un icono universal.
En cuanto al reparto, Heather Langenkamp hizo su debut con su papel de adolescente tierna pero con carácter que se atrevió a enfrentarse a Freddy, lo cual le valió un encasillamiento en el género del que apenas ha salido en toda su filmografía posterior. Otro debut fue el de Johnny Depp, futura superestrella de Hollywood que aquí tuvo un papel casi anecdótico. Y ya por último, el gran Robert Englund dando vida inmortal a Freddy Krueger, después de ser conocido también por ser el “lagarto bueno” de la serie de televisión “V” (1983).
Imprescindible.