Iñárritu se adentra en la América salvaje de 1823, para narrar la historia del explorador Hugh Glass (Di Caprio), dado por muerto tras el ataque de un oso, y traicionado por un miembro de su equipo, consigue sobrevivir milagrosamente y emprende un épico viaje dónde la fuerza de la voluntad es su único combustible.
Los ecos de "Las aventuras de Jeremiah Johnson" son inevitables. "El renacido" es un film bello, sensorial, indudablemente bueno, pero quizás está demasiado pensada para los premios. Su aliento malickiano, su espléndida fotografía (Emmanuel Lubezki) y la lucha del hombre contra el hombre, del hombre contra la Naturaleza, regada de la eficiente música de Nicolai y Sallamato, no bastan para redimir la sensación de que es una gradualmente pomposa película, hecha por y para la máxima gloria del entregado Leonardo.