Era una película ochentera que tenía pendiente, pero que fui posponiendo porque las imágenes que había visto
hasta el momento no me anticipaban nada bueno. Pensé que no llegaría a los estándares mínimos aceptables y me pareció que sería una especie de Flash Gordon en malo (que, a propósito, también me parece un film espectacular).
Estaba equivocado. Efectos especiales y caracterizaciones, en efecto, son los propios de la época. Nada comparable con lo que se hace ahora.... por suerte !! pues es justamente eso lo que incrementa
su encanto.
No imagino un Eskéletor más atrayente, pese a su máscara barata, de donde sobresalen dos tristes ojos oscuros, en una desconcertante mezcla de maldad y tristeza a partes iguales.
En cuanto a Dolph Lundgren bien es cierto que es un actor de pocas palabras, como bien apuntan otros comentarios. No obstante es carismático, basta con fijarse en su mirada inteligente, que capta la atención del espectador. Para mí es el Heman ideal y no puedo imaginar otro mejor.
Courteney Cox, famosa en friends, y difícilmente reconocible, hace un buen papel. Siempre me han impactado sus ojos azules.
El elenco que acompaña a Heman me alucinó. Habitualmente los acompañantes de actores principales suelen estar poco trabajados, pero en este caso, tanto el enano Gwildor, como Duncan y su hija Teela, me atrajeron mucho visualmente.
En definitiva. Una película que parecía muy mala y que finalmente resultó ser muy buena.
No le pongo un 10 porque me hubieran gustado más diálogos intimistas.
¿Si la aconsejo? Depende, no a todas las personas les gusta este tipo de película.
Has de tener vena friki y estar loco por los 80.
Yo lo estoy y, desde luego, quiero revisionarla unas cuantas veces más para poder sentirme satisfecho .
Por el poder de GraySkull, no puedes perdértela!!

He-Man, uno de nuestros personajes de ficción preferidos allá por la década de los 80 y perteneciente al universo DC comics, tuvo su película en 1987 dirigida por Gary Goddard e interpretando a nuestro héroe, el sueco Dolph Lundgren. Fue en su momento un estrepitoso fracaso de taquilla que costó 22 millones y un desastre total para la productora Cannon junto con el lanzamiento de Superman IV. Masters of the Universe fue un ejercicio fílmico de llevar las aventuras de He-Man a la pantalla, para lograr el efecto deseado que tuvieron sus andanzas animadas con los diminutos niños que seguían sus peripecias en televisión. El hombre más poderoso del universo (pues toda la fuerza de Eternia se concentra en él) nos entretuvo por entonces viendo a los personajes de la serie animada en imagen real, con el fin de hacernos soñar y creer firmemente en la magia del cine. Etiquetada como película de culto para un minúsculo sector, sus atrayentes factores y primitivos elementos la alzan a ser una cinta significativa para comprender el nostálgico abrazo que muchos le tienen a las antecesoras décadas. Una película embadurnada de fantasía y acción, como muchas otras en esa extraordinaria época, que plasmaba la caracterización de un villano como Skeletor por Frank Langella, quien hizo del conde Drácula nuevamente en busca de su amada en el filme de 1979. En este filme veremos al poderoso residente de Eternia y a sus fervientes compañeros de lucha contra Skeletor y sus partidarios seguidores de la malignidad, un espectáculo de carnífice y funciones vertiginosas en una película que cumple con creces para los apasionados de los 80.

Bocanada de nostalgia a manos de los antaño muñecos de "He-Man y los masters del Universo" convertidos en dibujados animados y en esta ocasión en película. En su momento causaban furor y los que tenemos cierta edad recordamos a estos héroes de nuestra infancia con enorme cariño. Sin embargo, esto no debe ser entendido como una justificación para alabarla. Independientemente de los recuerdos que te traiga, la adaptación cinematográfica de Gary Goddar es un aceptable trabajo que combina con solvencia la fantasía, la aventura, algunos golpes de humor efectivos y una pizca de romance. Entretenimiento para todos los públicos que hará las delicias de los más pequeños.

Aunque también es cierto que ni el guión, ni las interpretaciones, salvando a Frank Langella, ni los efectos especiales sean de primera como también que el ritmo es irregular o que al final parezca un cruce entre "Conan" (1982) y la saga de "Star Wars" (1977, 1980 y 1983) con música a lo "Supermán" (1978) y algún que otro guiño a clásicos de los ochenta. Aunque para similitudes, los malos con aquel grupo que ganó la Eurovisión en el 2006, Lordi. Sea como fuere, los aciertos pesan más que los errores y si a los primeros añadimos una Courteney Cox, no sólo jovencita y preciosa, sino tan dulce como la miel, nos sale un chispeante híbrido de espada y brujería con ciencia ficción, marca de los 80.

Muchos recordamos todavía aquellos dibujos animados o aquellos juguetes de los Masters del universo, ambas cosas estaban dirigidas a los niños de aquel entonces con el objetivo de divertir y entretener, y así es como hay que ver también esta película, con ojos de niño.

De acuerdo en que una peli deba tener un buen argumento, que sea coherente, con buenos diálogos....., ¿pero todo esto le importa a un niño?....., no, claro que no, lo importante es divertirse viendo a tus muñecos preferidos convertidos en personajes de carne y hueso.

A mi parecer solo hay dos maneras de disfrutar con esta peli (Yo la disfrute de las dos)

1- Tener 8-9 años y verla por primera vez
2- Si eres adulto y te dejas llevar por la nostalgia de aquellos años.

Yo me lo he pasado en grande viéndola de nuevo, y es que.... ¿a quien no le gustan estos momentos de nostalgia?

No hace mucho, el gran Frank Langella, reveló que su papel más recordado y querido, es el de Skeletor, en ésta inofensiva película de una de las peores productoras de todos los tiempos: la Canon.

No es baladí su afirmación, (y más si tenemos en cuenta el tipo de producto al que está elogiando) si hay algo que merezca realmente la peli de éste producto ochentero de laca y neón, es su villano: Skeletor, con frases Hamlerians como "Yo he de poseer todo o no poseeré nada" o "Todo llega al que sabe esperar... Y yo he esperado tanto tiempo..."

Recuerda un poco a esa legendaria frase espetada por Hamlet a su madre "Debo ser cruel para ser amable". Y es que eso es lo que ofrece la película: momentos desternillantes por la cutrez de medios, (algo habitual en la Canon) y momentos donde Frank Langella es el único que ofrece algo de calidad a un producto destinado a vender más muñecos de Matel.

Ese ese contraste entre lo cutre y lo teatral, lo que le da encanto a la película que hoy parece que es de culto e incluso se habla de una nueva secuela.

Ni la película hace valer a la serie original en la que se basa ni pretende ser una obra de calidad. Sus personajes son tan estereotipados, (los malos son malísimos y cutres y los buenos son tan majetes que pecan de estúpidos) sutilezas las justas, sobre todo con ese Dolph Lundgren pasado de aceite, rayos UVA y clembuterol.

Lo dicho: una película para nostálgicos que deseen quitar el celofan y papel marché de sus espadas que se iluminaban en la oscuridad, mientras gritan "Yo tengo el poder..."

En fin: película cachonda con momentos interesantes por obra y gracia de Langella.