Pelham 1, 2, 3

El plan rebosa mala leche. Primero porque le da un plazo a la policía para conseguir el millón de dólares tan pequeño, media hora o así, que si yo soy policía ni ganas me daría. Pero ahí vienen, con el millón de dólares en un sobre en un coche policía a toda pastilla que termina volcando. Toma ya, si es que al final sale más caro. Y el mercenario Shaw venga a decir que como pase un minuto se pone a matar gente. Si es que parece que en el fondo lo que quiere es fastidiar, que no consigan el dinero y empezar a matar a los pobres pasajeros que, una vez más, no tienen culpa de nada. Yo dándole vueltas a la cabeza supongo que lo del metro fue algo así como: qué de moda está el metro, vamos a hacer una película, ¿se os ocurre algo? ¡Sí! Un secuestro. Te pone de mal humor. Negros, hispanos y niños. El caso es que consiguen el dinero y dejan que el vagón siga su curso a tope de velocidad, supongo que para ver si descarrila, explota y se mueren todos, y así se arma un follón padre que distrae su huida. Pero como Shaw es insoportable, sus colegas se le rebelan. No entiendo muy bien por qué. Si ya está hecho, vamos a enfadarnos por unas pajas ahí sueltas... Se enfollona la huida y el que se escapa con el dinero es el típico secundario plasta y tonto, al que nos quieren vender como el típico bonachón, pero que es más sinvergüenza que todos. A Shaw lo atrapa Matthau en plena vía de metro, y cuando esperas un cruce dialéctico entre dos pesos pesados, algo que aclare por qué todo aquello, incluso una venganza personal de Shaw a Matthau, pensando que en el pasado se hubiesen cruzado y tuviesen alguna deuda pendiente, nada de nada. Shaw decide cortar la escena con un "el scattergories es mío y me lo llevo" electrocutándose en la vía. Y te da un coraje que para qué. A partir de ahí coger al vejete con el dinero no tiene ni gracia, y deciden abreviar toda la tarea de búsqueda, que bien podría haber sido otra película, a unos cinco minutos en que atropelladamente dan con él en su piso y, misteriosamente en un juego de miradas, averiguan su culpabilidad, porque vejete no valía para delincuente.
Pelham 1, 2, 3, no es cine negro, es más fantástico y de mentira que Godzilla, con la diferencia de que por lo menos éste tenía un objetivo claro y sincero: cargarse a todo aquel que se le pusiese por delante. Nunca se hubiese suicidado ridículamente como un cochinillo antes del San Martín.