Plácido
1961 

8.1
21,437
Comedia
En una pequeña ciudad provinciana, a unas burguesas ociosas se les ocurre la idea de organizar una campaña navideña cuyo lema es: "Siente a un pobre a su mesa". Se trata de que los más necesitados compartan la cena de Nochebuena con familias acomodadas y disfruten del calor y el afecto que no tienen. Plácido ha sido contratado para participar con su motocarro en la cabalgata, pero surge un problema que le impide centrarse en su trabajo: ... [+]
18 de noviembre de 2010
18 de noviembre de 2010
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer estuve viendo este magnífico retrato social de esa España negra que Berlanga nos ha dejado para el recuerdo. El guión es propio de un genio, esa dura crítica hacia la hipócrita sociedad de esos años, escondida entre esos sutiles dialogos, ocurrentes y delirantes, ese reparto coral de aúpa (enormes Cassen y López Vázquez), me moría de risa con ese personaje que sale en la primera parte, "El Condecorado", o con esa otra escena en la que una familia pretendía llevarse a cenar a casa a un actor o actriz de los llegados de Madrid y finalmente se llevan a un pobre, como todos, y le dice la mujer al marido, -"Al menos cantará, no?" y salta el pobre, -"Qué pasa, si no canto no ceno? "
La escena de la cabalgata, la subasta, ese motocarro para el recuerdo, su banda sonora en forma de cómica melodía, ese villancico final, en fin, una pelicula inundada de matices y detalles, eso sí, pese a su tono cómico se esconde una ágria, melancólica y triste realidad que Berlanga plasma con verdadera maestría en esa Manresa de los años 60.
Hubo determinadas escenas, momentos concretos en los que me parecía estar viendo cualquier pelicula de Los Hermanos Marx, planos de cualquier habitación en los que se mezclaban dialogos de unos y otros, gente moviendose por todos lados, no sé, esa misma sensación de locura que me provocaban determinadas secuencias de los Groucho y compañía.
Creo que TVE debería emitir los 24 de Diciembre esta película inmediatamente después del mensaje del Rey. Una Nochebuena para la posteridad. Grande Berlanga, que usted descanse 'Plácidamente'.
La escena de la cabalgata, la subasta, ese motocarro para el recuerdo, su banda sonora en forma de cómica melodía, ese villancico final, en fin, una pelicula inundada de matices y detalles, eso sí, pese a su tono cómico se esconde una ágria, melancólica y triste realidad que Berlanga plasma con verdadera maestría en esa Manresa de los años 60.
Hubo determinadas escenas, momentos concretos en los que me parecía estar viendo cualquier pelicula de Los Hermanos Marx, planos de cualquier habitación en los que se mezclaban dialogos de unos y otros, gente moviendose por todos lados, no sé, esa misma sensación de locura que me provocaban determinadas secuencias de los Groucho y compañía.
Creo que TVE debería emitir los 24 de Diciembre esta película inmediatamente después del mensaje del Rey. Una Nochebuena para la posteridad. Grande Berlanga, que usted descanse 'Plácidamente'.
18 de noviembre de 2010
18 de noviembre de 2010
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Luís García Berlanga, que físicamente se nos ha escurrido hace unos días, no creía en la muerte y, con su cabezonería, consiguió ser de los pocos en conseguir vivienda en la parcela de la inmortalidad. El, y sus obras entre las que destaca, como una lumbre bajo un puente en pleno temporal, la historia de un buen hombre, su familia y el motocarro; rodeados de mojigatos, meapilas, pobres solemnes y "piadosos ciudadanos", tirando dentelladas a su supervivencia y a las ruedas del humilde vehículo que consigue para los suyos un plato caliente cada día.
Las vicisitudes de Plácido son algo más que el retrato de una época. Son la disección y exposición de los habitantes de un país que se llama España y que aún hoy conserva todas esas señas de identidad que fueron un filón interminable para la portentosa creatividad de gente como Berlanga y Rafael Azcona. Hoy, en color, seguimos siendo dignos hijos y nietos de aquellos que organizaban campañas navideñas para "sentar un pobre a su mesa" y de quienes soportaban tal indignidad.
La España de negro corazón que levanta altares políticos a los hipócritas y que mira a otro lado cuando se cruza con la injusticia, aún está aquí. La de inmigrantes sí, pero no; la de corruptos aplaudidos; la de "vivir en concubinato" con peligro de fuego eterno; la de funcionarios malhumorados; la de "póngame a los pies de su señora" (por otra parte, más elegante que el "a quién hay que hacerle una ......", de nuestros días); la de mentirosos sin rubor y pillastres del sí señor........... La España profunda, que tan bien conocía este valenciano cabreado. Todo sigue igual pero él no está para contarlo, y tampoco su amigo Azcona.
Si aún no la has visto, no tardes, está entre las tres mejores películas del cine español y entre las diez del europeo. Y si eres de los que vuelves de cuando en cuando a Plácido ya sabrás de lo que estoy hablando, de esa experiencia irrepetible que te hará reir durante 85 minutos, sin parar de llorar en ningún momento.
Las vicisitudes de Plácido son algo más que el retrato de una época. Son la disección y exposición de los habitantes de un país que se llama España y que aún hoy conserva todas esas señas de identidad que fueron un filón interminable para la portentosa creatividad de gente como Berlanga y Rafael Azcona. Hoy, en color, seguimos siendo dignos hijos y nietos de aquellos que organizaban campañas navideñas para "sentar un pobre a su mesa" y de quienes soportaban tal indignidad.
La España de negro corazón que levanta altares políticos a los hipócritas y que mira a otro lado cuando se cruza con la injusticia, aún está aquí. La de inmigrantes sí, pero no; la de corruptos aplaudidos; la de "vivir en concubinato" con peligro de fuego eterno; la de funcionarios malhumorados; la de "póngame a los pies de su señora" (por otra parte, más elegante que el "a quién hay que hacerle una ......", de nuestros días); la de mentirosos sin rubor y pillastres del sí señor........... La España profunda, que tan bien conocía este valenciano cabreado. Todo sigue igual pero él no está para contarlo, y tampoco su amigo Azcona.
Si aún no la has visto, no tardes, está entre las tres mejores películas del cine español y entre las diez del europeo. Y si eres de los que vuelves de cuando en cuando a Plácido ya sabrás de lo que estoy hablando, de esa experiencia irrepetible que te hará reir durante 85 minutos, sin parar de llorar en ningún momento.
9 de enero de 2011
9 de enero de 2011
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
311/21/28/12/10) Clásico imperecedero, historia atemporal, comedia agria, Obra Maestra del cine patrio, junto con ‘El verdugo’ la mejor cinta española de siempre. Esta crítica es mi particular homenaje al más grande los realizadores hispanos, José Luis García Berlanga en el año de su muerte, que junto a Azcona hizo posible estos dos soberbios trabajos. ‘Placido’ es un milagro, pues así ha de considerarse un film tan crítico con nuestra sociedad y que pasará el corte de la censura en pleno franquismo, teniendo en cuenta que cuatro años a antes ‘Los jueves milagro’ fue machacada por los censores. La he visto por enésima vez estas Navidades, como corresponde, y es la otra cara de la moneda de la caprina ‘Que bello es vivir!’, lo que en la americana era todo optimismo y esperanzas aquí es pesimismo y amargura en el futuro, es una radiografía despiadada de la falsa piedad y de la ambigüedad moral. El argumento sucede entre una tarde y una noche de un día de Nochebuena, en un pueblo indeterminado, el hilo conductor es un desfile navideño de artistas de cine llegados en tren desde Madrid, continuará con una subasta de estos artistas y que terminará en una cena de Nochebuena en que la premisa es ‘Siente un pobre a su mesa’, todo ello radiado y patrocinado por la empresa Cocinex. Aunque es una obra coral hay un protagonista que es Plácido (Extraordinario Cassen), transportista de un motocarro que trabajará en el desfile, y que debe pagar este mismo día la primera letra del vehículo, sin tener aún todo el dinero por lo que deberá buscárselas para reunirlo, el otro protagonista es Quintanilla (Magnífico José Luis López Vázquez), el organizador de la cabalgata y que se verá por ello envuelto en varios despropósitos. La historia es un demoledor torpedo en la línea de flotación de nuestra sociedad, en la que imperan la hipocresía, la demagogia, la mezquindad, la falsedad, el egoísmo y tantas mediocridades humanas que podemos ver reflejadas en este film, en el que por un lado se predica la caridad cristiana y por el otro se nos muestra la cicatería con la que se comportan todos, como todo lo hacen por las apariencias no porque crean en ello, así si un pobre se muere en una casa de invitado se decide trasladarlo a escondidas fuera. El guión es un portento que bebe notoriamente del neorrealismo italiano que también dominaba este dúo Berlanga-Azcona, desborda ingenio en la composición de las escenas orales, sabiendo trenzar pequeñas tramas que van entrando y saliendo de la cinta, son destellos chispeantes que con una sutileza mordaz nos ponen a todos contra el paredón moral y el que esté libre de no verse en algunas de estas situaciones que tire la primera piedra, con unos diálogos rebosantes de sutiles diatribas irónicas que nos explota a todos en la cara.
Continua en spoiler sin Spoilers.
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spoiler:
La película posee unos personajes maravillosamente descritos en pequeños trazos, lección de síntesis en su presentación, resultan de una empatía prodigiosa, de una cercanía deliciosa, con actores que son leyenda del cine español como los protagonistas, Luis Ciges o Manuel Alexandre. La dirección de Berlanga es para sentar cátedra, está sembrada de todas sus virtudes, resulta asombroso el manejo en sus famosos planos secuencias, como domina los primeros planos y como se deslizan los personajes en los segundos planos, esto si son tres dimensiones y no lo que se ha puesto de moda ahora, el realizador valenciano puebla el relato de escenas de una maestría soberbia, es un puzle colosal de un tiempo y un mundo que sigue aquí, el ritmo narrativo es veloz como un yunque caído al vacío, es una patada en los mismísimos del buenismo y de los predicadores que el buenrollismo nos hará superar cualquier problema, Capra es un iluso que nos sermonea con el advenimiento de universo idílico en el que todos nos ayudaremos y así derrotaremos a el Mal, a todos nos gustaría creer en ello pero la realidad es ‘Plácido’ o ‘Siente un pobre a su mesa’ que era el título que quería Berlanga y la censura vetó. Encuentro muchos paralelismos con la buñueliana ‘Viridiana’ en su crítica a la piedad cristiana y curiosamente las dos son del mismo año y la del realizador aragonés no pasó al corte de la guillotina censora, y se prohibió en España. ‘Plácido’ es recomendable a TODO el mundo. Fuerza y honor!!!
14 de febrero de 2019
14 de febrero de 2019
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una de las obras maestras de Berlanga y del Cine Español. La insolencia solapada por montera, el sentido tragicómico de la vida de unos tribulados personajes, constituyen un relato esperpéntico desnudando la cínica hipocresía de una sociedad bienpensante lastrada por la opresión moral. Fue su primera colaboración con Rafael Azcona como guionista, con el que formaría luego un equipo indestructible para el resto de su filmografía. El humor esperpéntico del escritor riojano y el sentido de la comedia coral del cineasta valenciano han creado joyas como: “La escopeta Nacional” y “La vaquilla”. Berlanga comentaba que las líneas argumentales las solía trazar él y Azcona ordenaba y estructuraba el relato dándole forma al mismo, con su habitual ironía y sarcasmo.
La película es una sátira despiadada de la España de principios de los sesenta, que cuenta las tribulaciones de un pobre hombre propietario de un motocarro para repartos, que ha sido contratado para una cabalgata navideña de caridad de una pequeña ciudad de provincias. Plácido (genial, Cassen), para evitar la protesta de una letra por pagar de su vehículo, intentará detener el procedimiento notarial a la vez que cumple como puede con sus obligaciones para con los organizadores de la campaña. El origen de “Plácido” se halla en una campaña de Navidad que Berlanga vio en Valencia bajo el lema: “Siente un pobre a su mesa”, título que tenía que llevar la película, pero que no pudo ostentar por alambicadas razones de censura. A esta idea se fueron añadiendo otras como la participación de artistas en una subasta, entre otros personajes esperpénticos. Fiel a su estilo, Berlanga organiza el film como una gran farsa coral alrededor del eje representado por Plácido y su motocarro.
Los planos secuencia son de gran maestría, propiciando la atmósfera de una ceremonia de la confusión. Por otra parte, la sátira berlanguiana, con ser patética e inclemente en las situaciones picarescas, no procede nunca de un sentimiento de rabia personal, sino que es una visión lúcida de las cosas, animada por una profunda ternura hacia el ser humano en sus aspectos más ridículos o en sus actitudes más mezquinas. Finalmente resaltar los extraordinarios trabajos de los actores, destacando si cabe, Elvira Quintillá, José Luis López Vázquez y Manuel Alexandre. Imprescindible para los amantes del cine, conmovedora, divertida y emotiva, la obra más lograda del cineasta. Una magistral comedia satírica plagada de peripecias desternillantes.
La película es una sátira despiadada de la España de principios de los sesenta, que cuenta las tribulaciones de un pobre hombre propietario de un motocarro para repartos, que ha sido contratado para una cabalgata navideña de caridad de una pequeña ciudad de provincias. Plácido (genial, Cassen), para evitar la protesta de una letra por pagar de su vehículo, intentará detener el procedimiento notarial a la vez que cumple como puede con sus obligaciones para con los organizadores de la campaña. El origen de “Plácido” se halla en una campaña de Navidad que Berlanga vio en Valencia bajo el lema: “Siente un pobre a su mesa”, título que tenía que llevar la película, pero que no pudo ostentar por alambicadas razones de censura. A esta idea se fueron añadiendo otras como la participación de artistas en una subasta, entre otros personajes esperpénticos. Fiel a su estilo, Berlanga organiza el film como una gran farsa coral alrededor del eje representado por Plácido y su motocarro.
Los planos secuencia son de gran maestría, propiciando la atmósfera de una ceremonia de la confusión. Por otra parte, la sátira berlanguiana, con ser patética e inclemente en las situaciones picarescas, no procede nunca de un sentimiento de rabia personal, sino que es una visión lúcida de las cosas, animada por una profunda ternura hacia el ser humano en sus aspectos más ridículos o en sus actitudes más mezquinas. Finalmente resaltar los extraordinarios trabajos de los actores, destacando si cabe, Elvira Quintillá, José Luis López Vázquez y Manuel Alexandre. Imprescindible para los amantes del cine, conmovedora, divertida y emotiva, la obra más lograda del cineasta. Una magistral comedia satírica plagada de peripecias desternillantes.
24 de diciembre de 2016
24 de diciembre de 2016
21 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si se pudiera definir con una sola palabra, la calificaría de irritante. Es increíble ver cómo una película que no deja un segundo para el respiro puede ser tan lenta. Los diálogos se entrelazan unos con otros sin dejar un momento de pausa, creando una película confusa y estresante. Se supone una comedia, pero no ha conseguido sacarme ni tan solo una sonrisa. ¿Esta es la gran obra maestra del cine español?
Mientras tanto, Billy Wilder grababa un, dos, tres, el mismo año. Curiosamente, estas dos comedias comparten nota en filmaffinity (8.2). No se deje engañar y vea la del director americano. Esa sí es una comedia vertiginosa, con la diferencia de que funciona y está bien rodada. Plácido no.
Mientras tanto, Billy Wilder grababa un, dos, tres, el mismo año. Curiosamente, estas dos comedias comparten nota en filmaffinity (8.2). No se deje engañar y vea la del director americano. Esa sí es una comedia vertiginosa, con la diferencia de que funciona y está bien rodada. Plácido no.
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