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Nuestros años felices

Romance. Drama Hubbell Gardiner (Redford) y Katie Morowsy (Streisand) son dos estudiantes universitarios con caracteres muy diferentes. Hubbell es un atleta universitario famoso, un gran conquistador y un amante de la buena vida. Katie tiene una decidida vocación política y es consecuente con sus ideas. Ambos se enamoran y se casan, pero su vida conyugal tropieza con muchas dificultades. (FILMAFFINITY)
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Críticas 41
Críticas ordenadas por utilidad
7 de diciembre de 2010
17 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es lenta, aburrida y pesada, muy pesada, pocas veces he mirado tanto el reloj.
Abusan de la típica idea de no puedo estar contigo, pero tampoco sin ti...

Los dos actores no pegan ni con cola, ya no solo políticamente, ni psíquicamente, sino físicamente, pero bueno para gustos los colores..
Futbol16
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1 de octubre de 2013
14 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy mal empezamos si como protagonista nos coloca Sydney Pollack a una joven no sólo de escaso atractivo, tanto físico como personal, Katie (Barbra Streisand), sino que encima es ni más ni menos que una comunista furibunda que se pasa los primos quince minutos arremetiendo contra fascistas, reaccionarios, burgueses, la guerra civil española y a favor de la paz, el desarme, la huelga general y no sé qué más. ¿Para de qué va? ¿Se atreve a dar lecciones con el póster de Lenin y Stalin en su casa? Completamente insoportable, me recuerda por su aire de superioridad a la terrible Karina de "Cuéntame como pasó". En el fondo lo que suelta son un cúmulo de chorradas sin ton ni son, vaguedades genéricas que no llegan ni a propaganda, pero que además es reversible según los dictados de Moscú. Ahora criticó a Roosevelt luego lo defiendo, primero censuro cualquier intervención militar más tarde lo contrario. Vamos lo típico en esta ideología que cambia de chaqueta en función de ciertos "intereses superiores".

Es tan falsaria e hipócrita Katie que decide hacer la revolución por su cuenta dándose la vida padre del brazo del adinerado Hubbell (un Robert Redford que se pasa media película cambiando de uniforme para que veamos lo guapete que está). Tendrá cara. Y ya que hablamos de política, me pregunto si este rasgarse las vestiduras por la caza de brujas, esta defensa de la libertad de expresión sería tan firme si en vez de afectar al Partido Comunista fuera por ejemplo, al Partido Nazi. ¿O es que no es tan malo uno como otro? Se pregunta ella, "¿De que tienen miedo?". Pues de vosotros, queridos, ¿o es que crees que somos tontos?. ¿Acaso no es motivo de pavor un gobierno comunista? Y va Hubbell en un momento dado y suelta que en Estados Unidos no hay libertad de expresión. ¿Ah sí? Pues lo disimulan muy bien. ¿Acaso quieren decir que el estado liberal-democrático no funciona? ¿Que una Constitución no sirve para garantizar un derecho? ¿Sí? Entonces, ¿cuál es vuestra propuesta? Aclaradla porque es que parecéis antidemócratas.

Aún así la película no es del todo mala pese a sus bruscos giros, lentitud y pasteleo. Sin embargo la ideología por un lado y la nueva mujer que aparece hacen que me resulte odiosa. Sobre esto "Tal como éramos" presenta dos modelos femeninos, el de Katie y el de Carol (Lois Chiles). El primero es el de la mujer moderna, emancipada, autosuficiente, brusca, trabajadora, inteligente, progresista, no se ríe como una tonta, es más bien fea, descuidada su imagen pero tiene una personalidad firme. La segunda es la tradicional: guapa, dulce, sensible, femenina, simpática, elegante, ni trabaja, ni destaca por su cerebro, ni tiene inquietudes políticas; conservadora, hija de papá, cuida su imagen, quiere casarse y tener una familia. ¿Qué nos dice el director? Pues que la segunda es mera carnaza a la que nadie puede amar al contrario que Katie de la que te enamoras sí o sí. Les dice: sed como Katie y triunfaréis. Ellas, si lo hacen, fracasan, y si no, se sienten inseguras por este mensaje feminista que les ataca. Ésta es la crisis de la mujer actual.
Reaccionario
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21 de febrero de 2009
12 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
74/19(14/02/09) Tenía puestas muchas ilusiones en este film pero mi gozo en un pozo, Me ha resultado una historia de amor tediosa, la clásica historia de no puedo estar contigo ni sin tí. Lo único destacable es su trasfondo político. Por no tener no tienen ni química sus protagonistas, no pegan en absoluto, chirrían por no resultar creíble que un guaperas, simpático, atleta, con labia, se fije en una fea comunista que siempre esta de mal humor. De lo mejor es su excelente banda sonora, toda una delicia. Recomendable a los que se traguen todas las de amor, o para fans de Redford. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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7 de junio de 2010
6 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una preciosa película, ni se discute.

Aunque también es cierto que en el tándem Redford-Pollack hubiese dado mejor resultado que fuesen ellos mismos los protagonistas. Podrían haber hecho del "The way we were" el affaire de sus vidas. Se quisieron mucho. Eso está claro. Es sospechoso que las actrices que Pollack eligió para su Redford, (Streisand, Streep) hayan resultado ser siempre tan poco agraciadas. En primer lugar no encuentro química entre él y Barbra. Aunque la razón principal por la que dejo de creer en esta historia sea otra:

Barbra está politizada hasta el tuétano, su personaje resulta cansino; no es creíble que una persona se comporte al cabo de 30 años igual que en su adolescencia, dispuesta a luchar contra el mundo y a dejarse la piel en el intento, pasando por convertirse otra vez, en el mártir del santoral (papel en el que se repite) y sacrificando el amor de la persona con la que comparte lecho. Menos creíble aún, si el chico en cuestión es un tal Redford. Pero un Redford sin reaños, cosa que aún me creo menos.

¿Admirable su actitud? Por supuesto, pero ¿a costa de quién y de qué? De convertirse en un panfleto reivindicativo, de echarse a la espalda los pecados de la humanidad, de pasar por ser una víctima que se autoinmola y renuncia a su propia vida, así le cueste perder al hombre que ama y a costa, en definitiva, de su propio pellejo.

No me cuadra. Y es que, repito, desde el principio, tampoco me encaja la pareja. Nunca encuentro chica para Redford y menos en las pelis de Pollack (a excepción tal vez, de “Propiedad condenada” junto a Natalie Wood en otra historia abocada al fracaso).

Sí, es emotiva. Y loable el intento por cambiar el mundo hasta las últimas consecuencias. Pero qué últimas... Barbra es fiel a sí misma, a sus convicciones, pero traiciona sus sentimientos.

Streisand, en una estupenda interpretación, otra vez ejerce de adalid de las causas nobles. A costa de autosacrificarse no tiene sentido alguno. Todo en vano.

Todo menos la película que rodó junto a Redford.

Película tan preciosa como estúpida y especialmente amarga.
Valkiria
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3 de septiembre de 2012
5 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si él es rico y con clase, además de inteligente, y tiene la cara de Robert Redford, ella es pobre y pesadita y tiene la cara de Babra Streisand y la nariz de Barbra Streisand. Y ni siquiera canta, porque si al menos cantara como Barbra Streisand tendría algún atractivo. Vale, que está comprometida políticamente con el universo entero, tiene su mérito siendo pobre ya que lo normal es que sean los ricos los que vayan de comprometidos. Pero luego hay que aguantarla en casa, y para mí sería como casarme con una bética, con toda su familia bética.

A todos los que hablan de amor, vean bien la película, por favor. Ella está coladita por él desde el primer vistazo, lógico. Él no, lógico también. Se trata de una historia de acoso, no de amor.

Esta pareja me recuerda el centro del campo sevillista de los noventa, con los griegos Tsartas y Marinakis. El primero era seguramente el tipo con más clase que ha pisado un césped, el segundo era una especie de infiltrado del equipo rival, aunque era muy buena gente. Lo que pasaba es que el primero no tenía sangre y eso era lo que le sobraba al segundo, lástima. Nos fuimos a segunda del tirón, y era un espectáculo ver a la extraña pareja helénica en el campo, con Tsartas tocando un balón de cada 100 y Marinakis atropellando compañeros, chocando con rivales que no tenían el balón, ejecutando desmarques absurdos, llegando tarde y pasado de tuerca incluso para celebrar los goles. Imaginemos que le dicen a Tsartas que jugará toda su vida con Marinakis, porque éste le es fiel hasta la muerte y tiene un gran corazón. Pues eso es la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
KingAlvarado
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