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Escupiré sobre tu tumba

Terror El film nos cuenta la historia de Jennifer Hills, una chica de ciudad que alquila una aislada cabaña en la montaña para escribir su última novela. Una terrorífica tarde, un grupo de hombres del lugar asalta la cabaña y violan a Jennifer, a la que dejan prácticamente muerta. Pero Jennifer sobrevive, y consumida por la venganza, les devolverá sus actos atroces de una manera que nunca llegarán a imaginar. Remake de "El día de la mujer" (1978). (FILMAFFINITY) [+]
Críticas 63
Críticas ordenadas por utilidad
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5
22 de marzo de 2021 Sé el primero en valorar esta crítica
Escupiré sobre tu tumba o el remake del remake de esa repugnante obra nacida del siniestro útero de Wes Craven. Steven R. Monroe no se complica excesivamente la vida reproduciendo la definición del cine de violación y venganza donde una mujer es torturada y violada por un grupo de paletos dementes sobre los que se cierne una salvaje venganza. Este subgénero, resignado al ostracismo del público por sus apáticos e inmorales arquetipos temáticos vieron su salvación recientemente con títulos como Revenge (Coralie Fargeat, 2017), adaptación libre de La violencia del sexo (Meir Zarchi, 1978), o la cinco veces nominada Una joven prometedora (Emerald Fennell, 2020). No resulta extraño que este renacer del sadismo, que no deja de ser la representación más gráfica y pura del machismo, haya alcanzado su mejor versión desde la dirección de la mujer por primera vez en más de cincuenta años (ya hemos tardado) usándola en forma de reivindicación social sin poner al espectador en tesituras morales, algo de lo que peca R. Monroe y hacen a Escupiré sobre tu tumba una obra menor en comparación con sus sucesoras.

Y esto no es por falta de sensibilidad. De hecho, alguien que se adentre en este tipo de cine debe abandonarla, momentáneamente, para poder explorar las lagunas más enturbiadas de la sicología humana y sus derivaciones conductuales. La mujer siempre va a ofrecer una empatía mayor a la hora de indagar en una problemática tan realista, de ahí tan estremecedora, sobre el miedo, sobre el terror de una violación. La pérdida absoluta de esperanza, identidad e inocencia que da pie a la venganza está velada por una crítica sociológica bajo la versión de la mujer mientras que, por mucho que se quiera, ni Craven, ni Monroe, ni Zarchi van a conseguir. En Escupiré sobre tu tumba, Monroe no es capaz de presentar nada de esto aunque nos torture durante media película con la agonía de la protagonista, atribuida insultantemente al conflicto de pueblo contra ciudad, del conservadurismo de la América profunda frente el progreso urbanita, visto como amenaza en el cuerpo de nuestra protagonista, Jennifer (Sarah Butler). Con esto, Monroe reduce injustamente la problemática del machismo a un conflicto social que nada tiene que ver con la realidad y que no justifica la enfermiza demencia de los rednecks de la película, extendiéndola incluso al catolicismo con la figura del sheriff y, por ende, descontextualizando más una conducta que se debe, exclusivamente, al machismo. ¿El factor demográfico influye? Por supuesto. Pero no puedes basar, de forma plena, los actos de los antagonistas en torno a esta idea que, además, se contradice con algunos de los secundarios, Earl (Tracey Walter), residente rural que se preocupa por la protagonista, y Matthew (Chad Lindberg), desde el que se plantea un dilema moral al espectador que no debería existir.

Media película, como he dicho, recrea hasta el agotamiento mental el salvaje sufrimiento de la protagonista para lo que Monroe, no contento con la dureza de las imágenes, se lía la manta a la cabeza situándonos como degenerados voyeurs frente la cámara de Stanley (Daniel Franzese) con planos subjetivos propios del found footage mientras juguetea con mis ganas de seguir viendo la película. Comprendo que el director quiera que formemos parte de este inacabable show de pesadillas que define el primer acto y que construye a su protagonista que, acertadamente, era un personaje prácticamente anónimo antes del suceso dándonos la inquietante realidad de que podría pasarle a cualquiera, pero las formas de ejecutarlo para apelar a la comprensión y justificación de la venganza son exageradas. La segunda mitad de la película es como la rueda de la Inquisición; vueltas, vueltas y más vueltas en un eterno suplicio que, aunque satisfactorio para nosotros, sigue jugando con el aguante (y la paciencia) del espectador en un ciclo aburrido que ni en el morbo del gore se antoja creativo.

Huelga decir el fantástico trabajo que hace Sarah Butler en un papel tan incómodo como el de Jennifer. Las humillaciones y maltrato que sufre la arrebatan todo lo que fue, todo lo que es y todo lo que será, todo al servicio de la expresión inerte y mirada vacía capaces de transmitir la ausencia total de fe y moralidad pero que, sin embargo, desprenden un aura de frustración, rabia e ira que ponen los pelos de punta. Andrew Howard como el sheriff Storch consigue sobrepasar al resto de antagonistas. Consigue ser el punto de la diana al que más dardos, y al que con más fuerza, tiramos. Gracias a sus características de agente de la ley, católico y padre de familia nos escenifica, de la forma más inmoral posible, algunos de los disfraces más impactantes de la crueldad, cuando esta se viste de hipocresía en las frías, incisivas y psicóticas expresiones del actor. Escupiré sobre tu tumba es la herencia de aquel cine de explotación de los setenta en la que el impacto de las imágenes primaba sobre el resto, algo que también reproduce Revenge, pero la monotonía de su argumento y la dualidad de su mensaje me impiden ver más allá que un ordinario y repetitivo ejercicio de gore que solo consigue impacientarme porque acabe. (5.5).
6
13 de abril de 2021 Sé el primero en valorar esta crítica
En su día vi la película a la que esta versiona y que creo que aquí se tituló LA VIOLENCIA DEL SEXO, un verdadero escándalo ya que según recuerdo data de finales de los años setenta, hablamos de unos cuarenta años atrás para una historia tan cruda y desgarrada como la que se narra.

Una película ahora prácticamente impensable dada la corrección política actual, especialmente en el caso de los abusos de género. Y es que la temática es verdaderamente lesiva e incluso ofensiva para el género femenino, con varias escenas de degradación y violencia física y emocional, incluidas humillaciones y una violación grupal.

Todas estas desagradables escenas nos llevan a una redención de la mujer ultrajada, una espiral de violencia que ya quisieran igualar Harry el Sucio o el indómito Rambo.

Con todo, la película tiene ritmo, una creación de atmósfera inquietante muy convincente y actores más que solventes para este tipo de películas, lo que antaño hubiéramos denominado clase B, como mínimo.

Con más ritmo que la original, más creíble si cabe, aunque con una historia calcada y en algunos momentos incluso plano a plano, es una película innecesaria puesto que no aporta nada a la original, al menos en el fondo.

En su día, hace ya 11 años que se estrenó, debió tener cierto éxito dado que tuvo dos continuaciones más o menos ligadas a esta historia y que, supongo, fueron a parar a los ya moribundos videoclubs, ya saben, aquellos almacenes de cine en los que pasamos muy buenos momentos seleccionando una película entre un millón, algo que ahora hacemos directamente en nuestra tableta, TV inteligente o móvil usando esas plataformas audiovisuales que han llegado a nuestra vida para quedarse. Qué tiempos.
7
15 de abril de 2022 Sé el primero en valorar esta crítica
Hacía tiempo que no veía una película que me hiciera pasar tan mal rato como la que acabo de ver. Bueno, es decir, no toda la película, sino una gran secuencia en particular bastante subida de tono y que, siento decirlo, pero alguien con corazón le destrozaría el alma. El largometraje en cuestión se titula Escupiré sobre tu tumba (Dulce venganza), cuyo título original es I Spit on Your Grave y a la vez es un remake de la cinta homónima del año 1978. La sinopsis, cuando la lees, ya puedes preveer con que te toparás con secuencias duras y difíciles de digerir. Describe la historia de la joven escritora Jennifer Hills que viaja al campo (o también se podría decir que aquello es parte de la América Profunda) para encontrar la paz y la tranquilad, y además estar sola para trabajar en su nuevo libro. Lo que no se espera es que uno de estos días de relax se convierta en una gran pesadilla, cuando cinco hombres se presentan en la casa, la agreden y violan sin parar. Ellos ya la dan por muerta, pero Jennifer consigue sobrevivir y, cual Liam Neeson en la franquicia Venganza, tiene una enorme sed de venganza contra aquellos individuos que la destrozaron física y psicológicamente.
Pues eso, lo dicho, te hace pasar un mal rato, pero a la vez te mantiene en tensión, en suspense, a lo largo de todo el metraje, y disfrutas viendo todo lo que va planeando la chica con los tipejos, como si se tratara del mencionado Liam Neeson o Uma Thurman en las dos entregas de Kill Bill. El reparto está bien, pero la actriz Sarah Butler está estupenda. El director Steven R. Monroe consigue filmar unas secuencias de lo más realistas y hacen que se te pongan los pelos de punta al visionarlas. Después de ver este largometraje me entero de que hay dos entregas más. Vaya, y yo creía que se había sufrido lo suficiente. Si las llego a ver, ya digo que no será hoy, tal vez en el futuro. Mi nota final es de 7/10.
5
13 de julio de 2022 Sé el primero en valorar esta crítica
Si te gusta el cine tipo Saw la vas a disfrutar, eso si, de la mitad de la película en adelante.
El principio es algo lento y muy típico aunque me ha gustado mucho el escenario en el que discurre la acción, me ha recordado mucho a Crystal Lake...

Es "agradable" comprobar hasta donde llega la imaginación en cuanto a tortura humana se refiere, la forma en que se va ejecutando a cada personaje es atroz, imaginativa y sin duda merecida. Chapó por el guionista.

Me chilla un poco la evolución del personaje principal, ojo que no por su actuación, que está muy conseguida sino por como una chica corriente mas bien sosilla, aún por mucho trauma físico y psicológico al que se haya sometido es capaz de desarrollar por arte de magia un instinto asesino con unas habilidades dignas de McGyver en sus tiempos mozos, que ya las quisieran para si mismísimos Jason Voorhees y Jigsaw.

A mi parecer, una película para los amantes del genero, entretenida y que he disfrutado sabiendo a lo que me enfrentaba...
6
1 de noviembre de 2022 Sé el primero en valorar esta crítica
Estamos ante una película de venganza pura y dura que no inventa nada, pero que atrapa a un espectador que parece hasta que siente más sed de sangre que la propia protagonista.

Lo cierto es que hemos visto varias películas de este tipo que nos han dejado un poco insatisfechos. Steven R. Monroe por lo menos consigue otorgarnos un placer vengativo, si me permiten la expresión, lo suficientemente acertado. Da igual la estridencia detrás de cada tortura, todo parece insuficiente tras el mal trago que supone pasar por un principio tan necesario como luego compensado.
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