Solaris
5.2
13,236
Ciencia ficción. Romance. Intriga
Cuando el Doctor Chris Kelvin recibe una llamada de socorro proveniente de una base espacial situada junto al planeta Solaris, emprende un viaje hacia lo desconocido de consecuencias imprevisibles para su futuro. Una vez en la base, comprueba que sólo hay dos supervivientes. (FILMAFFINITY)
23 de octubre de 2011
23 de octubre de 2011
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La revisión de la novela polaca es completamente distinta a la original rusa. No por ello es mala, solo diferente.
El toque misterioso es más débil, buscando que predomine el carácter del protagonista (Un Clooney haciendo su papel de tío guaperas, como casi siempre) y su evolución de escéptico a pasional.
La película se convierte así en una historia romanticona (Con algunas carencias de guión y situaciones algo poco creíbles, a pesar de ser una película de ciencia ficción) con un final algo menos ambiguo que la cinta rusa y un gran énfasis en la fotografía.
Me ha recordado en muchas escenas a 2001, y sus largos e insufribles planos de la cara de los personajes, o incluso cuando nada más empezar la película Clooney atraca en la estación espacial. Ésto, unido a esa imagen sofisticada y pura de la nave (Completamente contraria a la escenificación oscura, sucia e incluso apocalíptica de la versión rusa), o al poco hincapié que se hace a la naturaleza del planeta, Solaris; dan a este film un par de puntos negativos.
Eso sí, los recupera gracias a la soberbia (aunque escasa) banda sonora (Con un tema principal muy muy muy sugerente) y a que es una película muy visionable. Por mi parte la recomiendo.
El toque misterioso es más débil, buscando que predomine el carácter del protagonista (Un Clooney haciendo su papel de tío guaperas, como casi siempre) y su evolución de escéptico a pasional.
La película se convierte así en una historia romanticona (Con algunas carencias de guión y situaciones algo poco creíbles, a pesar de ser una película de ciencia ficción) con un final algo menos ambiguo que la cinta rusa y un gran énfasis en la fotografía.
Me ha recordado en muchas escenas a 2001, y sus largos e insufribles planos de la cara de los personajes, o incluso cuando nada más empezar la película Clooney atraca en la estación espacial. Ésto, unido a esa imagen sofisticada y pura de la nave (Completamente contraria a la escenificación oscura, sucia e incluso apocalíptica de la versión rusa), o al poco hincapié que se hace a la naturaleza del planeta, Solaris; dan a este film un par de puntos negativos.
Eso sí, los recupera gracias a la soberbia (aunque escasa) banda sonora (Con un tema principal muy muy muy sugerente) y a que es una película muy visionable. Por mi parte la recomiendo.
9 de noviembre de 2006
9 de noviembre de 2006
24 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Preciosa película que aúna en sí misma amor, drama y una profunda reflexión acerca de la naturaleza de la vida, de los sentimientos y la conciencia humanos, y de aquello que hay más allá de donde alcanza nuestro intelecto; todo ello bajo un marco de ciencia ficción.
Aquellos que sólo entienden el idioma de los disparos y los efectos especiales, no sabrán sacarle todo el jugo a esta cinta, que por otra parte, nos exige atenderla con calma, con verdadero interés, y con un poco de nuestra inteligencia. No digo que sea una cinta sólo apta para eruditos, de hecho lo que se relata es accesible para la gran mayoría... pero es innegable que requiere de una serie de inquietudes y sensibilidad por parte del espectador.
Hace falta mostrar empatía hacia el personaje de Clooney, para entender su drama personal, y empaparse de ese amor que siente por su mujer Reha, de su soledad y sentimiento de culpa devastadores, y que tan bien plasmados quedan en la pantalla.
A su vez, Solaris nos hace reflexionar acerca de lo limitados que estamos en nuestra cruzada por entender el universo del que formamos parte; de que hay cosas que se escapan completamente a nuestro entendimiento, que superan nuestra concepción de lo que es la vida, la muerte, la propia conciencia... todo ello representado en la figura de Solaris, un ente "vivo", inteligente, cuasi omnipotente... e inalcanzable en su entendimiento para nuestra limitada capacidad humana.
En definitiva, un drama desgarrador, una preciosa historia de amor, y una obra que nos invita a reflexionar profundamente. Y enorme George Clooney.
Aquellos que sólo entienden el idioma de los disparos y los efectos especiales, no sabrán sacarle todo el jugo a esta cinta, que por otra parte, nos exige atenderla con calma, con verdadero interés, y con un poco de nuestra inteligencia. No digo que sea una cinta sólo apta para eruditos, de hecho lo que se relata es accesible para la gran mayoría... pero es innegable que requiere de una serie de inquietudes y sensibilidad por parte del espectador.
Hace falta mostrar empatía hacia el personaje de Clooney, para entender su drama personal, y empaparse de ese amor que siente por su mujer Reha, de su soledad y sentimiento de culpa devastadores, y que tan bien plasmados quedan en la pantalla.
A su vez, Solaris nos hace reflexionar acerca de lo limitados que estamos en nuestra cruzada por entender el universo del que formamos parte; de que hay cosas que se escapan completamente a nuestro entendimiento, que superan nuestra concepción de lo que es la vida, la muerte, la propia conciencia... todo ello representado en la figura de Solaris, un ente "vivo", inteligente, cuasi omnipotente... e inalcanzable en su entendimiento para nuestra limitada capacidad humana.
En definitiva, un drama desgarrador, una preciosa historia de amor, y una obra que nos invita a reflexionar profundamente. Y enorme George Clooney.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Soberbia la escena que emula la creación de Adán de Miguel Angel, si bien aquí parece querer representar el proceso contrario; a un benevolente Dios acogiendo en su seno al desdichado Kelvin.
21 de diciembre de 2006
21 de diciembre de 2006
13 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente película, muy interesante argumento, gran cantidad de escenas ausentes de diálogo pero que hablan por si solas (al estilo 2001), no es una película de Ciencia-Ficción de láser y de naves que explotan, yo diría que esta a mitad con una historia de amor, una combinación muy buena, un amigo me hablo mal de ella y dude de verla pero luego me di cuenta que a esta misma persona le parecía buena la película "a todo gas" me gustaría ver la original rusa ya que me ha dejado buen sabor de boca.
24 de diciembre de 2014
24 de diciembre de 2014
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay algo que siempre es difícil de asumir: que lo que ocurre dentro de nuestra cabecita es distinto de lo que ocurre fuera de ella. Y no estoy hablando de la base neurológica de los sentidos, que si solo percibimos lo que el cerebro quiere que percibamos y todo ese rollo neurocientífico. Estoy hablando de las películas que nos montamos dentro de nuestra cabeza y que raramente casan con la realidad. Tampoco estoy hablando de nuestras utopías materialistas; es indudable que ese costoso yate o esa mansión en Alaska con un escritorio con vistas a un paisaje nevado la mar de inspirador están algo lejos de cumplirse. Hablo de algo mucho más íntimo y personal. Hablo de cómo llegamos a idealizar a nuestra pareja e intentamos moldearla a imagen y semejanza de nuestro ideal. Y del dolor que eso causa. De eso quiero hablar yo y de eso habla “Solaris” (2002).
¿Qué es Solaris? Solaris es un planeta misterioso que descubrieron los humanos tiempo atrás, cuando se lanzaron a investigar el espacio, pero que se ha mantenido indescifrable hasta el momento. El astronauta Kelvin es enviado a la estación espacial que orbita alrededor del planeta para que continúe la investigación que llevaba a cabo otro científico que murió recientemente. Al poco de instalarse en la estación descubrirá que el planeta Solaris ejerce un influjo sobre su mente capaz de materializar a su ser más querido.
¿Y qué tiene que ver una odisea espacial con algo tan terrenal?, os preguntaréis. Pero vayamos por partes, que a veces tengo la sensación de que la ciencia ficción y la fantasía son víctimas de un nutrido desdén que les atribuye una falta de profundidad que sí suelen tener. Suele ser un vehículo para hablar de otros temas, sobre todo de la esencia humana, y que ya les gustaría tener otras obras de ficción contemporánea. Y la “Solaris” de Stanislaw Lem es un buen ejemplo de ello, sino uno de los mejores. Sin entrar en muchos detalles, pues es el turno de la versión dirigida por Steven Soderbergh y no el de la versión en papel, es capaz, en tan solo trescientas páginas, de ofrecer múltiples lecturas y tratar temas tan humanos como la incomunicación o la soledad. La adaptación de Soderbergh es mucho más simplista y acaba circunscribiéndose al contraste entre la realidad y las fantasías que tanto daño nos causan. Y con éxito, aunque la crítica no compartiera mi opinión.
Volviendo a la reflexión iniciada en el primer párrafo, podríamos decir que a Kelvin le ocurre algo que nos ha ocurrido a todos: que la persona que imaginamos no es la misma que tenemos delante, por mucho que nos empeñemos en que sea así; que ocurra que nos engañemos para creer que es así, pero que en realidad no conozcamos al otro o no queramos conocerlo, por miedo a que no sea como esperamos que sea y no encaje con el ideal que nos hemos fabricado nosotros. Es en esa tesitura en la que se encuentra Kelvin cuando, de buenas a primeras, recibe la visita de su mujer. Con el tiempo se dará cuenta, además, de que aquello que la convertía en la persona que quería ya no está, que solo quedan unos recuerdos que ya no casan.
Nos pasamos la vida buscando a alguien que sea como nosotros, tal y como Kelvin hacía mientras vivía con su mujer, alguien que cumpla con esas directrices utópicas que nos marcamos, del mismo modo en el que la humanidad de la novela se dedica a buscar otras civilizaciones y transformarlas en nuestro ideal humanizado de extraterrestre, sin éxito, del mismo modo que intentamos moldear a otro a imagen y semejanza sin conseguirlo. Quizá por eso nos pasamos la vida buscando espejos en lugar de buscar otros mundos, como diría Lem. Y, como acaba descubriendo Kelvin, había algo especial en su mujer que no es capaz de recrear con sus recuerdos. Será que hasta que no perdemos a nuestro ser querido no nos damos cuenta de lo especial que es y de lo inútil que es intentar cambiarlo.
La versión de Soderbergh, aunque se pasa por ahí la mayor parte del libro, sí sabe plasmar a la perfección ese contraste entre la persona real y la de nuestros sueños. Es cierto que no es perfecta: tenía que introducir, tanto si sí como si no, unos cuantos giros de guion de esos que gustan tanto y que no vienen a cuento o un desenlace francamente decepcionante si lo comparamos con el de la versión en papel. Se ahorra la ciencia ficción propiamente dicha eliminando de un plumazo las investigaciones que se llevan a cabo en la superficie de Solaris, para acabar reduciendo el planeta a un mero macguffin. Tal y como ocurre con los visitantes de Solaris, el original no se parece en nada a la copia, pero no por ello deja de resultar estimulante en su diferencia.
¿Qué es Solaris? Solaris es un planeta misterioso que descubrieron los humanos tiempo atrás, cuando se lanzaron a investigar el espacio, pero que se ha mantenido indescifrable hasta el momento. El astronauta Kelvin es enviado a la estación espacial que orbita alrededor del planeta para que continúe la investigación que llevaba a cabo otro científico que murió recientemente. Al poco de instalarse en la estación descubrirá que el planeta Solaris ejerce un influjo sobre su mente capaz de materializar a su ser más querido.
¿Y qué tiene que ver una odisea espacial con algo tan terrenal?, os preguntaréis. Pero vayamos por partes, que a veces tengo la sensación de que la ciencia ficción y la fantasía son víctimas de un nutrido desdén que les atribuye una falta de profundidad que sí suelen tener. Suele ser un vehículo para hablar de otros temas, sobre todo de la esencia humana, y que ya les gustaría tener otras obras de ficción contemporánea. Y la “Solaris” de Stanislaw Lem es un buen ejemplo de ello, sino uno de los mejores. Sin entrar en muchos detalles, pues es el turno de la versión dirigida por Steven Soderbergh y no el de la versión en papel, es capaz, en tan solo trescientas páginas, de ofrecer múltiples lecturas y tratar temas tan humanos como la incomunicación o la soledad. La adaptación de Soderbergh es mucho más simplista y acaba circunscribiéndose al contraste entre la realidad y las fantasías que tanto daño nos causan. Y con éxito, aunque la crítica no compartiera mi opinión.
Volviendo a la reflexión iniciada en el primer párrafo, podríamos decir que a Kelvin le ocurre algo que nos ha ocurrido a todos: que la persona que imaginamos no es la misma que tenemos delante, por mucho que nos empeñemos en que sea así; que ocurra que nos engañemos para creer que es así, pero que en realidad no conozcamos al otro o no queramos conocerlo, por miedo a que no sea como esperamos que sea y no encaje con el ideal que nos hemos fabricado nosotros. Es en esa tesitura en la que se encuentra Kelvin cuando, de buenas a primeras, recibe la visita de su mujer. Con el tiempo se dará cuenta, además, de que aquello que la convertía en la persona que quería ya no está, que solo quedan unos recuerdos que ya no casan.
Nos pasamos la vida buscando a alguien que sea como nosotros, tal y como Kelvin hacía mientras vivía con su mujer, alguien que cumpla con esas directrices utópicas que nos marcamos, del mismo modo en el que la humanidad de la novela se dedica a buscar otras civilizaciones y transformarlas en nuestro ideal humanizado de extraterrestre, sin éxito, del mismo modo que intentamos moldear a otro a imagen y semejanza sin conseguirlo. Quizá por eso nos pasamos la vida buscando espejos en lugar de buscar otros mundos, como diría Lem. Y, como acaba descubriendo Kelvin, había algo especial en su mujer que no es capaz de recrear con sus recuerdos. Será que hasta que no perdemos a nuestro ser querido no nos damos cuenta de lo especial que es y de lo inútil que es intentar cambiarlo.
La versión de Soderbergh, aunque se pasa por ahí la mayor parte del libro, sí sabe plasmar a la perfección ese contraste entre la persona real y la de nuestros sueños. Es cierto que no es perfecta: tenía que introducir, tanto si sí como si no, unos cuantos giros de guion de esos que gustan tanto y que no vienen a cuento o un desenlace francamente decepcionante si lo comparamos con el de la versión en papel. Se ahorra la ciencia ficción propiamente dicha eliminando de un plumazo las investigaciones que se llevan a cabo en la superficie de Solaris, para acabar reduciendo el planeta a un mero macguffin. Tal y como ocurre con los visitantes de Solaris, el original no se parece en nada a la copia, pero no por ello deja de resultar estimulante en su diferencia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
***Esta crítica también puedes encontrarla en: http://www.elblogdeivanrumar.com/2014/12/critica-pelicula-solaris-de-steven.html
24 de septiembre de 2008
24 de septiembre de 2008
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Leí varias críticas y no deja de maravillarme como un mismo objeto de observación puede producir tantas opiniones contrapuestas. Desde unos a dieces !!!Qué bárbaro¡¡¡¡.
Solaris es sin duda una película muy particular, no leí el libro, ni tampoco vi la original, pero sí de ésta se trata diré a igual que otros colegas, que la nave espacial está impecable, como así de justa las actuaciones. En lo que respecta al argumento, -el cual no me parece nada confuso, y está muy clarito- transmite indudablemente lo difícil que es poner en imágenes las emociones humanas, encontrarse con aquello que es "imposible que sucediera", el horror a lo siniestro -en el puro sentido psicoanalítico-, aquello que nos es familiar y se nos aparece como desconocido. ¿Qué ocurriría si un familiar muy cercano nuestro que lo sabemos muerto, se nos aparece en carne y hueso, y su presencia la comparten otras personas? o sea que no es una ilusión, y además de saber que está muerta, y la vemos viva, debemos matarla....
El film bordea las situaciones límites, el encuentro con lo nunca visto antes, se adentra en los sentimientos, en la culpa, en el amor, en la locura... y querer transmitir todo esto con imágenes y palabras es una verdadera odisea.
Indudablemente no es un cine para todos, lento, algo complicado cuando no nos lo sirven todo en bandeja ya digerido y asimilado.
Solaris es sin duda una película muy particular, no leí el libro, ni tampoco vi la original, pero sí de ésta se trata diré a igual que otros colegas, que la nave espacial está impecable, como así de justa las actuaciones. En lo que respecta al argumento, -el cual no me parece nada confuso, y está muy clarito- transmite indudablemente lo difícil que es poner en imágenes las emociones humanas, encontrarse con aquello que es "imposible que sucediera", el horror a lo siniestro -en el puro sentido psicoanalítico-, aquello que nos es familiar y se nos aparece como desconocido. ¿Qué ocurriría si un familiar muy cercano nuestro que lo sabemos muerto, se nos aparece en carne y hueso, y su presencia la comparten otras personas? o sea que no es una ilusión, y además de saber que está muerta, y la vemos viva, debemos matarla....
El film bordea las situaciones límites, el encuentro con lo nunca visto antes, se adentra en los sentimientos, en la culpa, en el amor, en la locura... y querer transmitir todo esto con imágenes y palabras es una verdadera odisea.
Indudablemente no es un cine para todos, lento, algo complicado cuando no nos lo sirven todo en bandeja ya digerido y asimilado.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here